En la vía pública, sin guantes y con billetes en las manos fueron captados varios vendedores informales empacando tapabocas en bolsas plásticas que luego pusieron en el suelo y sujetaron con piedras y ladrillos para evitar que el viento se los llevara.
Los compradores no solo no saben si quienes los comercializan están contagiados con coronavirus , sino que, además, no toman en cuenta que los cubrebocas están expuestos al humo de los vehículos, bacterias y otros microorganismos que pueden causar más enfermedades.
La escena fue captada en la calle 12 con avenida Caracas, en pleno centro de Bogotá , y se repitió en la Plaza de la Mariposa, donde los comerciantes, sin lavarse las manos, las ponen en la zona del tapabocas que va sobre la cara.
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“Ahí vienen los contagios”, dice Luz Melida Correa, una ciudadana que rechaza este tipo de prácticas, ya que los barbijos se han vuelto elementos imprescindibles para poder salir.
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Para Hernando Galeano, otro transeúnte, esto pone en evidencia que “que el gobierno no está haciendo una supervisión correcta a ese tipo de elementos”.
“No se recomienda comprar los tapabocas en la calle, ya que no sabemos si se ha manipulado de una manera adecuada e higiénica y podríamos poner en riesgo nuestra salud”, recomienda la médica Milena Téllez.
Asimismo, sugiere verificar las condiciones de bioseguridad de estos elementos y destruirlos después de ser usados.
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