La avenida 68 es una de las arterias viales más importantes de Bogotá, atravesando la ciudad de sur a norte y conectando diversos sectores. Sin embargo, más allá de su función como vía vehicular, esta guarda una interesante historia y un nombre poco conocido.
¿Cómo se llama la avenida carrera 68 de Bogotá?
La avenida 68, conocida oficialmente como la avenida del Congreso Eucarístico, debe su nombre al Congreso Eucarístico Internacional, un evento de magnitud global que trajo al papa Pablo VI a Bogotá en 1968.
Esta avenida es más que un camino, une a la Policía y al Ejército de Colombia, conectando la Escuela de Policía General Santander con la Escuela de Caballería del Ejército de suroccidente a nororiente. 🚔 pic.twitter.com/it1YE3FYFI
— IDIGER (@IDIGER) June 26, 2024
Fue un momento de gran significado religioso y social, y la avenida se convirtió en el símbolo de una ciudad que se abría al mundo, que mostraba su capacidad para albergar eventos de talla internacional.
La inauguración de esta vía no fue solo un acto de infraestructura urbana; fue un gesto de unión, un puente entre lo divino y lo terrenal. La avenida del Congreso Eucarístico se convirtió en un lazo que conectaba dos instituciones fundamentales de Colombia: la Escuela de Policía General Santander y la Escuela de Caballería del Ejército. Era más que asfalto y concreto; era un camino de fe y patria.
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Con el paso del tiempo, la avenida 68 ha sido testigo de la evolución de Bogotá. Ha visto crecer sus barrios, sentido el pulso de sus cambios políticos y sociales y ha sido parte de la memoria colectiva de sus habitantes. En algún momento, recibió el nombre de avenida El Espectador, en honor al periódico que luchó valientemente contra el Cartel de Medellín y que tenía su sede en esta importante vía.
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Hoy, la avenida 68 es más que una simple ruta de tránsito; es un testimonio de la historia y la identidad bogotana. Cruza de sur a norte, delineando localidades como Kennedy, Puente Aranda, Fontibón, Teusaquillo, Engativá, Suba y Barrios Unidos. Es el espejo de una ciudad que ha sabido mantenerse en pie, adaptarse y seguir adelante.
La influencia del Papa Pablo VI y del Congreso Eucarístico Internacional en el nombre de la Avenida 68 es un recordatorio de que Bogotá, en su corazón, conserva las huellas de su pasado, de sus momentos de gloria y de sus figuras trascendentales. La avenida es un homenaje vivo a esos días de 1968, cuando la ciudad se vistió de gala para recibir a un líder espiritual mundial y para mostrar al mundo su capacidad de ser anfitriona de la fe y la esperanza.