Tras la noche de desmanes frente al Parque Nacional en la ciudad de Bogotá y los enfrentamientos entre la comunidad embera, civiles y miembros del Esmad, el balance de los daños es desconsolador para muchos trabajadores que madrugaron a cumplir sus labores y se encontraron con las fachadas de sus negocios y empresas completamente destrozadas.
Además, informó el subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el coronel Herbert Benavidez, “se vandalizaron seis buses del SITP, tres carros particulares, una ambulancia y hay siete policías lesionados con objetos contundentes y con dardos”.
Mientras decenas de ciudadanos rechazan lo sucedido en la noche del 6 de abril y la supuesta forma de actuar de la comunidad indígena, los embera argumentan que “es completamente falso, una calumnia. Los daños y desmanes que sufrieron los locales comerciales fueron hechos por algunos miembros del Esmad”.
La comunidad indígena reporta 24 heridos tras los desmanes, entre ellos un bebé de 7 meses que se encuentra en estado crítico, pues, afirman, un agente del Esmad golpeó al menor con el escudo.
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El secretario de gobierno de Bogotá, Felipe Jiménez, también se pronunció sobre lo sucedido y sostuvo que “no vamos a tener ninguna contemplación, vamos a actuar con la Policía y con la justicia para sancionar a los vándalos que instrumentalizan niños y que dañen los bienes públicos de la ciudad”.
En las últimas horas el Distrito anunció demandas a la comunidad embera ante la Fiscalía por los daños ocasionados a los establecimientos comerciales. La alcaldesa Claudia López reprochó el uso de “niños para protestas y para tirar piedras”.
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Ya se cumplen siete meses desde que 1.585 personas pertenecientes a la comunidad indígena viven en el Parque Nacional. Son contundentes en que permanecerán allí hasta que el Gobierno y el Distrito atiendan sus demandas.