En Bogotá la jornada de protestas fue mayormente pacífica, pero por cuenta de unos pocos hubo alternaciones del orden público y enfrentamientos de manifestantes y el Esmad en varios puntos de la ciudad.
Ríos de personas se tomaron nuevamente las calles de la capital de norte a sur, de oriente a occidente, para llenarla de arengas en contra de la reforma tributaria y la conmemoración del Día del Trabajo en un contexto en el que preocupó el desempleo y la pobreza.
(En contexto: Dos de cada cinco habitantes de Bogotá son pobres: deben decidir entre desayunar o almorzar )
Aunque un nubarrón grande se asomó en el cielo y llegó la lluvia, la resistencia fue más fuerte.
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Se esperaba que después de la lluvia llegara la calma, pero por el contrario, llegó la tormenta luego de que algunos encapuchados tumbaran las vallas del Congreso y las mallas de protección.
Desde ese momento y por varias horas en el centro de Bogotá predominó el caos. Las arengas se cambiaron por el sonido aturdidor de los gases lacrimógenos y las banderas con mensajes esperanzadores por estelas de humo.
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Esos desórdenes también se sintieron en la avenida ciudad de Cali con avenida Américas, en la calle 142 con carrera Séptima y en inmediaciones de la estación transversal 91, en Suba, donde un articulado fue vandalizado.
Una jornada pacífica que una vez más terminó en desórdenes por cuenta de unos pocos.