La muerte de una bebé embera de 3 meses en el Parque Nacional de Bogotá volvió a encender las alertas por la situación que viven particularmente los niños de esta comunidad, que desde septiembre de 2023 se encuentran asentados en esa zona de la capital.
El líder indígena Demetrio Arias denunció que a la menor de edad “la mamá la dejó tapada en una hamaca y la mamá dice que no volvieron ahí”.
Fue hasta la madrugada del domingo 9 de junio que evidenciaron su grave condición.
“El bebé estaba como que ahogado, que le brindaron la leche, pues estaba ahí solo en una hamaca, ahí se ahogó, ahí se murió”, afirmó el líder indígena.
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La pequeña fue llevada a una ambulancia que prestaba servicio en el sector. Un comunicado de la Alcaldía de Bogotá indicó que el médico la valoró y la niña “estaba rígida, con las pupilas dilatadas”. El galeno confirmó su fallecimiento en el lugar.
Al parecer, la bebé embera presentó tos los cuatro días anteriores a su muerte y tenía bronquitis.
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El líder Arias pidió “que nos ayuden a nosotros con ataúdes. Y también pedimos el favor de velaciones, que puedan ayudarnos. Nosotros no tenemos plata”.
Situación de los niños embera en el Parque Nacional
Las condiciones en las que viven son precarias: caminan descalzos, con enfermedades respiratorias, desaseados, a medio vestir y deambulando a los alrededores del parque, exponiendo incluso sus vidas en medio de sus inocentes juegos.
Y hay más. El secretario de Salud de Bogotá, Gerson Bermont, denunció casos de mutilación genital en la población embera a una niña de 23 días de nacida y otra de 13 años.
“Es un tema que tenemos que trabajar efectivamente con las comunidades indígenas porque estas prácticas culturales ya no corresponden efectivamente y debemos mirarla desde la salud pública. Llegan con un proceso de anemia, llegan con un proceso a veces infeccioso, efectivamente, por la práctica inadecuada que desarrollaron durante el procedimiento y lo primero es salvar la vida de la bebé”, dijo.
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Miguel Sintia, uno de los líderes indígenas que están en el Parque Nacional, asegura que “estamos durmiendo al piso, encima de plástico y alguno está durmiendo sin plástico y también hay afectaciones por humo porque estamos cocinando con leña”.
Actualmente, según cifras oficiales, en el parque hay 785 indígenas de 297 hogares de familias embera katío, dobida y chamí, provenientes de Risaralda y Chocó. Su odisea comenzó el 18 de septiembre de 2021, cuando llegaron a ese sector de Bogotá en busca de refugio y huyendo de la violencia. En ese momento, el Distrito adecuó espacios como albergues temporales en La Rioja y La Florida, en los que, según la Alcaldía Mayor, se les brindó atención y hasta se les entregaron ayudas.
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Sin embargo, los aborígenes afirmaron que durante la pandemia se les quitó la ayuda, por lo que se declararon en huelga.
En 2022, luego de varias reuniones entre indígenas y gobiernos distrital y nacional, se firmó un acuerdo en el que pactaron ayudas, atención y posible reubicación. Pero los afectados afirmaron que esto no se cumplió, razón por la que en septiembre de 2023 regresaron al Parque Nacional y desde entonces se convirtió en el hogar de los pueblos indígenas.
“Supuestamente cuando dejan allá a retornar a ese resguardo no hay garantía. Entonces la plata queda ahí, de allí se desaparece y a las familias que se vuelven a retornar se quedan sin garantías”, detalló Sintia.
El Distrito ha dicho que los indígenas que están en el Parque Nacional, 695 manifestaron su intención de retornar a sus territorios y 291 su deseo de reubicarse.
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En toda la capital colombiana hay 2.195 indígenas. Se les ha prestado atención a 704 niños que reciben en este momento educación étnico-diferencial.
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