Un tenso enfrentamiento se desató el pasado viernes 27 de septiembre en la Universidad Distrital de Bogotá, sede La Macarena, cuando un grupo de encapuchados lanzó una bomba incendiaria a dos uniformados, prendiendo en llamas la motocicleta en la que se movilizaban. Este hecho marcó un punto de inflexión en lo que había comenzado como una protesta pacífica de estudiantes que exigían mejoras en las condiciones estructurales de la institución.
Los encapuchados no solo atacaron a los policías, sino que también intentaron robar y destruir su vehículo como símbolo de victoria. “Muchachos, no paren de grabar, no paren de grabar que están dando bala”, advirtió un docente presente en la escena.
Lo que dicen desde la Universidad
Laura Rodríguez, una de las líderes universitarias, expresó su preocupación: “Se presentaron estos desmanes de una manera muy rápida. Inclusive, los mismos estudiantes no tienen conocimiento de en qué momento esas personas salieron. Había jóvenes que no tenían ningún tipo de protección, y estamos hablando de una vulneración a los derechos humanos”.
El caos se intensificó alrededor de las 3 de la tarde, a tan solo dos horas de iniciada la protesta. Los casquillos de bala que quedaron en la calle evidencian la gravedad de la situación. César Restrepo, Secretario de Seguridad de Bogotá, comentó sobre la investigación en curso: “El peritaje inicial da como resultado que son vainillas de armas traumáticas. Sin embargo, el laboratorio de balística seguirá haciendo la investigación para darle un resultado a la ciudadanía”.
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Además, se reportó la detención de dos gestores de convivencia y un gestor de diálogo, quienes, según un video difundido por líderes universitarios, terminaron involucrados en las confrontaciones. El alcalde Carlos Fernando Galán condenó la situación, afirmando que “intentar quemar policías no es protesta, sino un hecho delictivo”, y advirtió que Bogotá responderá con todas las capacidades de la Policía ante este tipo de incidentes.
El desenlace de esta violencia en la universidad pone de manifiesto la tensión existente entre las demandas estudiantiles y la seguridad pública en la ciudad.
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