Un bar ubicado en el corazón del barrio Santa Fe, en Bogotá, era para los investigadores el centro de operaciones de la sanguinaria banda Los Maracuchos. Desde este sitio, alias ‘Leo’, jefe de la organización criminal, ordenaba a sus sicarios asesinar a quienes los robaban o no le pagaban el impuesto diario.
Esa misión se la encomendaba a su señalado jefe de sicarios, alias ‘Lobo’. Este hombre con sus matones, según los agentes, era el encargado de torturar y matar a los deudores y enemigos de la organización, que tenía ojos y oídos por las casi 15 cuadras del barrio que dominaban.
En cada esquina del sector también fueron grabados los hombres de alias ‘Leo’ cuidando las 24 horas los negocios criminales, los cuales incluían el reclutamiento de niñas menores de 15 años. A ellas las "ofrecían" en las calles del Santa Fe.
Los sicarios además eran los encargados de cobrar las extorsiones a algunas trabajadoras sexuales de la zona y de la venta de drogas que eran distribuidas en la mañana y la noche por alias ‘La Mona’, otra de las señaladas mujeres de confianza de alias ‘Leo’, de acuerdo con las autoridades.
Publicidad
Quienes no cumplían con las cuotas o robaban a alias ‘Leo’ eran entregados a alias ‘Lobo’, quien llevaba a sus víctimas a las casas alquiladas por alias ‘Otto’, otro integrante de la banda. Allí alias ‘Blanca Nieves’ y alias ‘Mechas’ los torturaban y asfixiaban hasta llevarlos a la muerte.
El cuerpo era metido entre bolsas al parecer por alias ‘Masacre’, otro señalado sicario, quien contrataba con algunos carreteros del sector para que lo tiraran en una calle lejana al sitio del crimen.
Publicidad
Y fue así, según los agentes, como fueron apareciendo día tras día los cuerpos entre bolsas en las calles de Bogotá durante los últimos meses, incluido el de una mujer conocida como ‘Alejandra’, quien aparece como la persona número ocho, torturada, asesinada y tirada en el centro de la capital el primero de julio de este año.
Por casi siete meses, los agentes de inteligencia de la Sijín y la Sipol se metieron a la zona, recaudaron información y además grabaron los movimientos de cada integrante de la banda, su ubicación en las esquinas del barrio y algunas discotecas que utilizaban como fachadas.
Datos que fueron corroborados con el testimonio de un informante que permitió, junto con la Fiscalía, llegar a los escondites de los 10 integrantes de la banda, entre ellos el señalado jefe.
Las investigaciones continúan, según explicaron los investigadores, porque les hace una ficha clave. Aseguran que se trataría de un poderoso traficante invisible al que alias ‘Leo’ le rendía cuentas y que aún sigue manejando los hilos de Los Maracuchos y otras bandas que actúan en la capital.