En 1902 la Guerra de los Mil Días todavía no terminaba. Colombia, en el afán de reencontrarse a sí misma y de establecer las bases del conocimiento y la educación, buscó a través de sus pensadores estructurar y divulgar los eventos históricos de la patria. Escenario que se dio en un primer momento con la creación de una Biblioteca de Historia Nacional y que años más tarde se consolidó como la Academia Colombiana de Historia.
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Para Rodolfo Segovia, presidente de la Academia Colombiana de Historia, desde que la institución vio sus primeras luces, "tuvo la intención de darle contextura a lo que es ser colombiano". Desde entonces no ha parado y sigue conservando en las letras el legado de los antepasados.
Desde 1926 ese recinto de análisis y estudio empezó a funcionar en las actuales instalaciones de la academia, misma que conmemora 120 años y que en un acto solemne reunió a académicos de alto nivel y miembros de número para evocar tan importante acontecimiento.
Los miembros de número son cuarenta y se distinguen por una medalla al cuello. Estos asisten a las sesiones de la Academia en las que se deliberan los mejores estudios que escriben la historia del país y se divulgan a través del Boletín de Historia y Antigüedades, la publicación más antigua de Colombia.
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Y es que en este lugar, que se encuentra ubicado en el corazón del centro de Bogotá, también yace una de las reservas literarias más importantes del país. Una colección de más de 20 mil libros, algunos que datan de 1.700 y que reposan en la Biblioteca Eduardo Santos, misma que lleva su nombre por el expresidente que la ayudó a conformar.
La academia también ha servido de ejemplo para otros recintos que en diferentes territorios del país construyen memoria, como es el caso de Javier Ocampo López, presidente de la Academia Boyacense de Historia. Desde la primera vez que caminó entre los pensadores de la institución formada en Bogotá, apropió los lineamientos necesarios que le permitieron conservar la historia en otras jurisdicciones. Fue así como conformó en la ciudad de Tunja la academia de historia para el departamento.
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Inés Arias Arias es miembro de número de la academia y una de las pocas mujeres que pertenece a esta prestigiosa institución. Aunque cuenta que desde su posición no ha sido un camino fácil, se ha podido abrir camino en un mundo, tradicionalmente, hecho para hombres. “El conocimiento no está asexuado, pero la historia de las relaciones entre los sexos y entre las élites será un dominio de los hombres. Entonces las mujeres hemos venido haciendo nuestro 'caminito' y lo hemos trazado a través de los trabajos académicos".
Son 120 años de un importante órgano consultivo del Gobierno y Patrimonio Cultural Nacional, que seguirá escribiendo la historia del país y cuidando de la memoria patria desde los tiempos prehispánicos hasta nuestros días.