Así operaba un falso chamán que drogaba mujeres para abusar de ellas: Tribunal le redujo la pena
Edgar Orlando Gaitán fue condenado en 2019 a 29 años de prisión, pero un tribunal le redujo la pena a 14 años. Nueve mujeres denunciaron haber sido sus víctimas.
En 2012, una joven de 17 años denunció a Edgar Orlando Gaitán, un falso chamán que drogaba a sus víctimas para abusar sexualmente
de ellas. Su testimonio dio pie a que, poco a poco, se fueran conociendo las historias de más mujeres que lo habían conocido, recolectando en total nueve denuncias que develaban una sistematicidad de las agresiones, aunque se calcula que pueden ser muchas más.
Luego de que lo capturaran e investigaran, Gaitán fue condenado en diciembre de 2019 a 29 años de prisión. Sin embargo, la condena solo tuvo en cuenta el abuso de cuatro mujeres, durante ceremonias de yagé. El hombre fue trasladado a la cárcel La Tramacúa, en Valledupar.
De acuerdo con El Espectador, en octubre de 2020, el Tribunal Superior de Cundinamarca anuló esta sentencia debido a errores procesales, ordenando al juez de primera instancia emitir una nueva condena.
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Un año después, en enero de 2021, una jueza del circuito de Guaduas corrigió el fallo y redujo la pena a 19 años de prisión, condenándolo por abusar solo de tres víctimas.
El pasado 27 de febrero, la sala penal del Tribunal Superior de Cundinamarca decidió revocar parcialmente la condena contra Gaitán. Lo declaró culpable en tres casos y redujo la pena de prisión a 14 años porque, según argumentó el Tribunal, no estaba tan claro que las víctimas estuvieran en incapacidad de resistir.
Falso chamán detenido por las autoridades.
Colprensa
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El modus operandi del falso chamán
Gaitán, según El Espectador, se autoproclamó como un supuesto líder espiritual y social de un pueblo indígena extinto desde el siglo XIX, y del que supuestamente era la única persona que podía hablar su lengua.
Pero todo se trataba de una farsa, pues los investigadores después determinaron que no era indígena y nunca fue reconocido como taita por las comunidades indígenas del Putumayo, como solía afirmar.
Su fama como "ser superior" logró engañar a sus víctimas, muchas de ellas menores de edad, ya que decía que los actos sexuales que las obligaba a hacer eran parte de “rituales de sanación” con yagé.
“Me decía que él estaba conectado conmigo bajo la idea del flujo de energías sexuales como una conexión hacia Dios, insinuaba que los besos y las caricias eran sagrados, que hacían parte de la sanación espiritual”, señaló una de las víctimas.
A pesar de estos testimonios, en el nuevo fallo el Tribunal cuestionó si la Fiscalía demostró completamente el estado de superioridad del acusado sobre las mujeres, lo cual fue rechazado por el abogado de las víctimas, Carlos Fernando Guerrero.
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“Hay una revictimización por parte del magistrado y de la justicia al darle la espalda a las víctimas. No puede ser que nueve mujeres denuncian por los mismos hechos y que cuestionen la veracidad de los hallazgos técnicos y de sus testimonios e historias”, indicó Guerrero para El Espectador.
Es por esta razón que las víctimas presentarán un recurso de casación ante la Corte Suprema de Justicia, argumentando que el Tribunal Superior de Cundinamarca no hizo un análisis juicioso de los eventos de abuso y violencia sexual.