Con honores fue recibido el féretro con el cuerpo del maestro Fernando Botero
en el salón elíptico de la Cámara de Representantes. El ataúd fue cargado por la guardia presidencial y acompañado por familiares, amigos, congresistas, magistrados y funcionarios del Legislativo. Algunos ministros del gobierno de Gustavo Petro también hicieron presencia.
Lina Botero, hija de Fernando Botero, y Fernando Botero Quintana, nieto del artista, ofrecieron unas palabras recordando al maestro y agradeciendo a Colombia el apoyo.
“Decían que él era el más colombiano de los colombianos y no podría estar más de acuerdo, a pesar de haber vivido casi la totalidad de su vida fuera de Colombia, él llevaba al país firmemente inscrito en su corazón”, expresó la hija del escultor.
“Hoy entiendo que tu muerte fue el mejor síntoma de tu vida, vaya vida, hoy veo la muerte como un camino de muy pocas sombras y mucha luz”, agregó Fernando Botero Quintana.
Entre tanto, a las afueras del capitolio, los colombianos hacían fila para poder entrar al salón elíptico y darle un último adiós al maestro.
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A las 4:00 de la tarde se cerraron las puertas del Congreso. El último en visitar el lugar fue el expresidente Juan Manuel Santos, quien llegó acompañado de su esposa, María Clemencia.
"Todo lo decidió él"
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Miguel Urrutia, uno de los más grandes economistas de Colombia, fue ministro y gerente del Banco de la República durante 12 años. Hoy está en modo retiro, lejos de la inflación, la devaluación y la corrección monetaria, vive en su casa de Bogotá, rodeado de los jardines zen que él mismo diseñó.
Urrutia dejó los números pero nunca el arte, el exministro fue el gran gestor cultural del banco, tanto así que hay un museo que lleva su nombre. Fue el creador de la manzana cultural de la Candelaria y fue el encargado de recibir la monumental colección privada que donó el maestro Fernando Botero.
Una colección que llegó de manera inesperada a sus manos. “Él tomó la decisión y lo único que hicimos nosotros fue decir sí a todo lo que proponía”, comentó Urrutia. “El maestro Botero escribió una carta a mano haciendo la donación, imagínate la felicidad de poder decir sí”, agregó.
La ubicación de cada una de las piezas protegidas en el museo fue planeada por el mismísimo artista: “Desde el principio nos comprometimos a que él decidía dónde quedaban las obras. Todo lo decidió él”.
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En el año 2000 llegó la colección a Colombia. Son 208 obras, 123 de su autoría y 85 de destacados artistas internacionales. Diariamente, al Museo Botero en Bogotá ingresan cerca de mil personas. “Es una cosa muy valiosa porque tiene una magnífica colección internacional de arte”, explicó Urrutia..
Dice Miguel Urrutia que Botero siempre le quiso dar la posibilidad a los colombianos de ver obras de artistas universales como Picasso, Dalí, Chagall, entre otros, sin salir del país. Tanto que, cuando llegó la donación, el propio maestro Botero se empeñó en comprar otro cuadro, un Monet, solo para que los colombianos lo pudieran disfrutar.
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Gracias a la generosidad del más grande artista de todos los tiempos en Colombia, el maestro Fernando Botero, que dejó su gran obra: educar a través del arte. Paz en su tumba.