En la agreste selva del Amazonas, 112 soldados se preparan para convertirse en lanceros, el título más codiciado dentro de las tropas de las Fuerzas Militares. Estrategia, táctica y aguante son las premisas de los aspirantes.
Su exigencia es máxima, sobre todo cuando de trabajo mental se trata. En su argot reza la frase “Para el lancero no existe la palabra imposible”, así que solo tienen un objetivo: completar 10 semanas de lo que se podría considerar sufrimiento, pero que para ellos es apenas la formación necesaria para crecer en fortaleza y templanza.
Estos soldados deben aprender a sobrevivir en la selva, deben ser capaces de despistar a los grupos armados, pero sobre todo a salir con vida de allí.