La apariencia de alias La Madrina o la Griselda Blanco europea engañó a muchos de los ciudadanos de Medellín, pues a pesar de que se veía dulce y tierna, para la Policía y las autoridades de Europa es una de las narcotraficantes más buscadas por los delincuentes serbios.
En Colombia, la Policía antinarcóticos escuchó por primera vez de alias La Madrina o la Griselda Blanco europea cuando la capturaron con dinero adherido a su cuerpo, esto en Bogotá. En ese momento era traficante de fajos de billetes de los narcotraficantes de los Balcanes.
Un agente antidrogas contó que alias La Madrina “desde el año 2000 ingresaba dinero a Colombia producto del narcotráfico. A partir de ahí fue tomando fuerza, creando enlaces con grupos criminales, como el Clan del Golfo y de esta manera conformó una organización narcotraficante bastante poderosa con capacidades en Europa”.
El agente explicó que la llaman la Griselda Blanco europea “por su similitud en aspecto físico y también en cuanto al rol que desempeñaba la Griselda Blanco que conocíamos en Colombia”.
Al salir de la cárcel, La Madrina, aseguró el agente, se convirtió en el principal enlace de alias Otoniel con los narcos de los Balcanes.
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“Ella era apodada La Madrina por integrantes del cártel de los Balcanes por su conocimiento, amabilidad y porque los narcotraficantes buscaban su consejo y permiso para traficar cocaína en Europa, proveniente de Colombia”, relató el agente.
Esta mujer conformó una organización muy grande, más de 170 personas estarían bajo su dominio y control. Además, tenía un poder armado considerable. Era tal que generó una guerra con narcos serbios, liderados por alias Milán.
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En Europa, alias Milán le hizo al menos cinco atentados con explosivos, pero La Madrina salió ilesa de todos. Ante esa persecución decidió huir y esconderse en Colombia en el 2020.
¿Cómo la descubrieron?
La Policía de Países Bajos y la de Francia lograron descifrar los datos de una aplicación de mensajería encriptada que ella empleaba para seguir delinquiendo.
Agentes antidrogas la encontraron en un edificio de Medellín, donde se hacía pasar por una tierna abuelita.