El ascensor de un colegio ubicado en el municipio de Pensilvania, Caldas, se desplomó cuando un docente y un estudiante
de 16 años se encontraban en su interior.
El profesor se encontraba trasladando al menor de edad a otro salón cuando ocurrió el accidente, lo que provocó que el alumno se fracturara una pierna; está a la espera de una cirugía. El adulto evoluciona satisfactoriamente.
La Secretaría de Educación de Caldas investiga qué pudo haber pasado en la institución educativa del municipio de Pensilvania, que recientemente fue inaugurada.
“Hay que aclarar que antes de la entrega se realizaron las pruebas técnicas de carga y resistencia con resultado satisfactorio. El contratista debe entrar a dar las explicaciones del caso y revisar con los fabricantes del ascensor para dar respuesta de lo sucedido”, declaró a medios Diana María Cardona, secretaria de Educación del departamento, quien lamentó lo ocurrido en Pensilvania.
Se espera que el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE) establezca por qué se presentó el accidente con el ascensor, determinar el tema de la garantía y quién debe responder por esta emergencia.
Extraño comportamiento de estudiantes que jugaron con una ouija
En otro colegio de Colombia ubicado en Timbiquí, Cauca, un grupo de alumnos experimentó diversos episodios psicóticos y trastornos tras presuntamente usar una tabla ouija
en el salón de clase.
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Los hechos se presentaron en las instalaciones de la Institución Educativa San Francisco, cuando los estudiantes comenzaron a experimentar síntomas de ansiedad y alucinaciones, además de cambios repentinos en su comportamiento y convulsiones.
El rector del colegio, Emilio Balanta, dijo a medios locales que el fenómeno que se presentó fue inusual. “Los niños trataban de forcejear y después era otro el que se contagiaba con la situación”, declaró.
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“No hay una explicación de lo que sucedió. Unos dicen que fue por esa tabla y otros que fue por un juego que consiguieron por internet. Esas son las versiones, pero nadie la puede comprobar”, agregó.
Según las versiones preliminares, por lo menos 36 estudiantes habrían resultado afectados por la situación y recibieron atención por parte de las directivas académicas, en un trabajo realizado junto con psicólogos y profesionales de la salud. Tanto a los menores como a sus familias se les brindó apoyo para tratar los síntomas psicóticos y emocionales que se desataron a raíz de la experiencia que algunos tacharon de paranormal.