Los clanes políticos hicieron de esta necesidad un discurso de tarima. Más de un dirigente ha quedado en deuda con los samarios.
“Estoy aburrido echando aguas. Vea, las costillas me duelen de tanto arrear agua”, afirmó un habitante al contar las maromas que debe hacer para poder acceder a este recurso
. Testimonio que podría ser una escena común en la actualidad de Santa Marta. Sin embargo, estas palabras fueron dichas en abril del 2004, es decir, hace 15 años.
Ni el Gobierno local ni el Gobierno nacional han cumplido con la promesa. “Los políticos de aquí no piensan en la gente. Ellos tienen en su casa hasta un río y uno aquí, pasando las necesidades con el agua. Eso se lo va a castigar la ley de la vida” expresó Ilva Pérez De Pomárico, habitante de Santa Marta.
El asunto ha sido estudiado por León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación que, por estos días, le pone la lupa al proceso electoral que se avecina.
El analista ha dicho sobre la empresa Metroagua que los responsables son “las elites políticas locales, eso no tiene otra explicación. Es una gente depredadora de los recursos públicos, entonces lo que han hecho es extraer todo lo que pueden”.
Por su parte, el grupo Inassa, filial de la compañía española Canal de Isabel II, en 2017 se vio envuelta en un escándalo de corrupción en ese país. Las autoridades de la península los acusaban de llevarse las ganancias de varias filiales en Latinoamérica sin hacer inversión para el mejoramiento de redes con la complicidad de los alcaldes de turno.
“Entonces esta gente, asociada con un actor extranjero, lo que hizo fue apoderarse de los recursos públicos y no ofrecer, ni transformar la ciudad en función de brindarle servicios públicos decentes”, explicó Valencia.
Los alcaldes que estuvieron en ese periodo fueron Luis Cuello; Jaime Solano; Hugo Gnecco, elegido varias veces y condenado por corrupción, José Francisco Zúñiga, condenado por parapolítica y Juan Pablo Díaz Granados.
Según el analista político Alejandro Arias “aquí el discurso de la solución del agua cambia cada vez que tenemos elecciones, lo encontramos en el centro del debate político”.
La joya de la corona es la empresa de servicios públicos de Santa Marta, Essmar, que de acuerdo con Arias “el cargo más importante después del alcalde es ser el gerente del Essmar, que maneja compañías de aseo, el alumbrado público, el agua, el acueducto y otras empresas que generan contratación, burocracia”.
Aunque la lucha por el control político en la región se da en varios frentes, hay dos grupos claramente enfrentados: el del exalcalde Carlos Caicedo y el clan de los Cotes.
“Ahora la competencia está entre estas dos fuerzas: Fuerza Ciudadana y los Cotes. Se están disputando la Alcaldía y la Gobernación a cuchillo porque hay ingredientes judiciales y políticos. Aunque las viejas elites se resisten a los cambios y quieren volver a depredar la ciudad”, afirmó León Valencia.
Mientras la zona turística cuenta con agua las 24 horas, los samarios pasan las duras y las maduras para conseguir una gota del preciado líquido.
Lo único seguro es que se avecinan las elecciones locales y vendrán de nuevo los mesías del agua.