Eduardo José Duarte, fiscal delegado para la seguridad territorial, describió las torturas a las que fueron sometidos José Carlos Arévalo, Carlos Ibáñez y Jesús Díaz, los tres jóvenes asesinados en el corregimiento de Chochó, en Sucre, por miembros de la Policía Nacional.
Su crudo relato fue presentado durante la audiencia de imputación de cargos contra los 10 uniformados capturados por el crimen cometido el 25 de julio, y que comparecen desde Sincelejo, Medellín, Montería y Cartago.
Según el argumento presentado por la Fiscalía, los policías no solo se aliaron para asesinar a los jóvenes de Chochó, sino para ocultar las pruebas del homicidio.
El ente judicial dijo durante la audiencia que, hacia las 5:15 de la tarde del 25 de julio, los tres jóvenes fueron capturados de manera ilegal por parte de cuatro uniformados de la Policía de Infancia y Adolescencia.
Publicidad
“Contrario a garantizar su integridad y salvaguarda, contribuyen a golpearlos nuevamente para causarles dolores y sufrimientos graves con el ánimo de castigarlos al relacionarlos sin fundamento alguno con la muerte del patrullero David Felipe Ruiz Rincón. Funcionarios, ustedes, quienes aumentaron deliberada e inhumanamente el sufrimiento a las víctimas causando padecimientos innecesarios como lo fueron heridas con elementos contundentes y arma blanca”, sostuvo el fiscal Duarte.
Tras la tortura, los jóvenes de Chochó fueron subidos al platón de la camioneta policial custodiados por 4 uniformados y el coronel Benjamín Núñez, hoy prófugo de la justicia, manifestó el representante del ente judicial.
Publicidad
El vehículo inició el recorrido hacia Sincelejo. Sin embargo, de manera extraña se desvió por la vía Las Palmas-Sincelejo y en el lugar más apartado fue donde el coronel Núñez les disparó a sangre fría, a pesar de ir escoltado por otro vehículo en el que se movilizaban dos patrulleros más que evidenciaron de primera mano lo sucedido y no hicieron algo por evitarlo, según el fiscal.
Duarte aseguró que “los tres jóvenes (fueron) golpeados en distintas partes de su cuerpo, uno de ellos amarrado y otro con una lesión antigua, lo que en conjunto les impedía poder defenderse o repeler el ataque, pues se encontraban absolutamente doblegados y esta situación fue aprovechada por el teniente Benjamín Núñez, quien haciendo uso de su arma de dotación disparó en varias oportunidades”.
La parta acusadora también afirmó que entre el 25 y 28 de julio el patrullero Jesús María Bolaño envió la camioneta donde fueron asesinados los jóvenes de Chochó al mecánico con el fin de tapar los huecos de bala, por lo que los agentes del CTI no pudieron encontrar evidencia.