Los nervios de acero del Comando Antiexplosivos de Bogotá: así es su riesgoso trabajo

Una amenaza de bomba enciende todas las alertas y, mientras muchos abandonan el lugar para proteger sus vidas, otros la arriesgan para entrar a la zona de riesgo y evitar una gran explosión. Se trata del Comando Antiexplosivos de Bogotá.

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El caso más reciente ocurrió en Teusaquillo, exactamente en el barrio La Soledad, hasta donde llegó la Unidad de Antiexplosivos y Antiterrorismo de la Policía Metropolitana de Bogotá para desactivar la granada que delincuentes habían dejado bajo la camioneta en la que se movilizaba el firmante de paz Gabriel Ángel.

¿Cómo detonaron explosivo encontrado en Teusaquillo?

La alerta del paquete sospechoso se recibió a las 5:30 de la tarde del 19 de julio. Al lugar llegaron seis técnicos profesionales en explosivos. Cuatro hombres y dos mujeres estuvieron durante cinco horas intentando la desactivación controlada para causar el mínimo daño posible.

La primera detonación se realizó a las 9:50 de la noche. Pasados 25 minutos se hizo una segunda detonación controlada.

Aunque parezca inusual, casi que a diario los policías en Bogotá arriesgan sus vidas verificando paquetes sospechosos que son reportados por la ciudadanía y que en algunos casos son maletas o cajas abandonadas, como la encontrada el pasado 2 de abril en la localidad de Chapinero.

Hasta el lugar llegó un uniformado para verificar el paquete. Tras varios minutos, levantó el pulgar, verificó que todo estaba controlado y que no había peligro.

En otros casos, los artefactos dejados o lanzados sí son reales y ponen en riesgo a la ciudadanía. En video quedó registrado el momento en que dos uniformados, con nervios de acero, acordonaron un sitio donde había un explosivo, verificaron el tipo y alrededor del artefacto colocaron bultos de arena para reducir el impacto. Después, alertan a las personas que están en la zona que deben protegerse y finalmente se hace la detonación controlada.

Aunque existen herramientas tecnológicas como los robots, no siempre las máquinas logran el objetivo y es ahí donde el técnico especialista en desactivación debe ingresar al lugar, arriesgando su propia vida, para proteger la de los ciudadanos.

Este es un trabajo milimétrico, donde el error no es una opción, ya que el más mínimo suspiro o parpadeo puede arrebatarle la vida a cientos de personas. Aún así, ellos no dudan en entregar sus vidas para salvar la de gente inocente.

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