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Tres enormes puentes de la avenida 68 con calle 26, dos restructurados y uno hecho desde ceros, son tal vez el ejemplo más claro de que sí se pueden acelerar las obras en Bogotá y sacarlas adelante.
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No solo es la única parte de la avenida 68 que no tiene ningún retraso, sino que la obra se va a entregar antes de lo pactado.
Los dos costados del puente principal ya se estrenaron y el de Transmilenio está a punto de abrirse.
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“Este puente estaba para septiembre, lo aceleramos. Fue un puente que, además, casi que se tumbó completamente. Lo recogimos en el 55% y hoy estamos al 99.9%”, aseguró Orlando Molano, director del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).
La administración del alcalde Galán encontró obras que no superaban ni el 4% de avance, pese a haber roto las calles hace más de un año.
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“Todas las obras tenían reprogramaciones y prórrogas. Ninguna de las obras estaba al día”, dijo Molano.
Otra obra, ubicada en la avenida Boyacá con calle 127, que promete desembotellar a Suba y que estaba frenada desde el año 2013, actualmente está próxima a ser entregada.
“Vamos a habilitar este puente en diciembre de este año”, aseguró el director del IDU.
Estas obras demuestran que la receta para que una construcción se haga rápido no es tan mágica como parece. Simplemente es la suma de pagarles cumplidamente a los contratistas, exigirles que cumplan con multas y también involucrar a las empresas de servicios públicos.
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