A pesar de los desafíos, Mayling Ocampo irradia la alegría de Santa Marta en su rostro. Ha caminado por el lado oscuro, luchando contra la drogadicción, la depresión y la separación de Dios. Sin embargo, su fe inquebrantable la ha llevado a comprender que, con la presencia de Dios, nada puede vencerla.
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Si bien es psicóloga de profesión, durante los últimos 12 años ha trabajado como docente de primer grado. Enseña a las nuevas generaciones la importancia de tener a Cristo en sus vidas, una tradición que ha perdurado en su familia, pues desde siempre han sido creyentes y han visto en Jesús el faro que guía sus vidas.
“Hubo un tiempo en el que estuve perdida, como se dice en el mundo, andaba con gente que no debía, haciendo cosas que no debía, en lugares que no debía”, cuenta Mayling Ocampo.
En algún momento de su vida se perdió en las sombras, rodeada de malas compañías y malas decisiones. Estuvo en un mundo de drogas y depresión, donde el demonio de la tristeza parecía haberla atrapado.
Así mismo, después de la pandemia, también sufrió los estragos de la depresión y problemas mentales, llegándose a convencer de que no tenía propósito, que era insignificante y que nadie la quería.
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Uno de los momentos más desafiantes fue cuando le dijeron que no podría tener hijos. La depresión se apoderó de ella aún más, considerando incluso quitarse la vida.
Hoy, la feliz creyente admite que las cosas no son perfectas, que sigue enfrentando tentaciones y conflictos familiares. Pese a ello, afirma que Dios la levanta y le dice: "Yo estoy contigo y te sacaré de esto".
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“Si no crees en Dios, levántate y motívate a seguir adelante, porque la lucha contra el demonio solo puedes ganarla tú”, aconsejó Mayling.
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