En diálogo con Noticias Caracol Ahora , la periodista Marcela Ulloa contó cómo fue para ella dar a luz mientras estaba en una UCI por COVID y cómo, mientras estaba en un estado de sedación, oía los saludos de sus familiares y enfermeras.
Sobre su hija Gabriela, quien nació luego de una cesárea de urgencia, que le practicaron cuando estaba intubada, dijo que la pudo ver solo hasta el pasado viernes y aseguró que la bebé es una guerrera que quiere vivir.
En contexto: “Agradezco a Dios por tanto cariño”: periodista Marcela Ulloa regresó a casa
“Para los días de la madre resulté contagiada, yo en ese momento tenía 30 semanas de gestación. Desafortunadamente traen aquí a la casa el COVID, la nana de mi hija, yo no puedo tampoco criticarla a ella, es una situación que se sale de las manos. A los ocho días empieza mi salud a deteriorarse significativamente, yo evitando asistir al servicio médico porque me angustiaba por mi estado avanzado de embarazo; sin embargo, no pude aguantar, me sentía ahogada y tomé la decisión de ir para la Clínica Country. Allá se dieron cuenta de que tenía un coágulo en los pulmones y en cualquier momento podría generarme un paro cardiorrespiratorio, adicionalmente se dieron cuenta de que tenía una neumonía avanzada y que tenían que invertir de manera inmediata”, relató la periodista.
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Marcela Ulloa tuvo que ser intubada en tres ocasiones y sometida a una cesárea para poner a salvo a su bebé.
“La primera pregunta que yo le hice al doctor fue ‘¿y mi embarazo?’. El doctor me dice: ‘mira Marcela tenemos tal situación, tú tienes que estar saturando sobre 90 y estás saturando en 65, necesitamos intervenir de manera inmediata’, ‘¿qué significa eso?’ -preguntó ella- ‘necesitamos entubarte y necesitamos que sea ya’”, le contestó el médico.
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Debido a su avanzado estado de embarazo, se trataba de una compleja decisión para los médicos sobre qué era lo mejor para ella y su pequeña hija en camino.
“Empiezan a llegar una cantidad de médicos por un lado, por el otro, estaba rodeada de unos 15 médicos en ese momento por la situación de mi estado avanzado de embarazo y por la condición en la que llegué. No me dieron tiempo ni para despedirme de mi familia, decirles me van a intubar y en ese momento alcanza a llegar mi esposo, me coge la mano y le digo ‘por favor cuida a nuestra niña de cinco años, te lo pido, cuídala, y Dios quiera que todo esto salga bien’. Le cogí la mano, me colocan la máscara y hasta ahí supe”, recordó.
Durante una semana estuvo entubada, pero comenzaron a presentarse complicaciones que afectaban a su pequeña.
“Siete días intubada la primera vez, en los que mi bebé empezó a tener sufrimiento fetal, toman la decisión de extubarme. En una carrera contra el tiempo los médicos hacen junta médica para saber qué podían hacer en ese momento con mi bebé, en vista de que estábamos apenas de 30 semanas de gestación. La pregunta era: ¿interrumpimos? Mi médico de cabecera, él que me atendió durante el embarazo, dice que no, los demás médicos estaban por el sí, que tenía que interrumpir el embarazo para poder salvar la vida de mi bebé”, aseguró Marcela.
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“Y finalmente, a pesar de que esperaron durante siete días a ver si evolucionaba mi salud, la saturación seguía para abajo y toman la decisión de extubarme en ese momento. Cuando me hacen la extubación se dan cuenta de que la saturación sigue bajando, programan de inmediato, en cuestión de segundos, la cesárea y apenas termina la cesárea vuelven a intubarme precisamente por el bajo nivel de saturación”, indicó la periodista.
Marcela Ulloa recordó con cariño a las enfermeras que cuidaron de ella, a quienes recuerda como “ángeles”.
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“Había unas enfermeras a las que yo llamo los ángeles, me colocaban música cristiana y me colocaban los audios de mi familia, los de mi hija: ‘mamita te estoy esperando, recupérate’; los de mis papás, los de mis hermanos y ellas mismas me decías, sin conocerme, en un acto de amor puro de verdad y de entrega a su profesión, me decían: ‘Marcelita, por favor, ánimo’”, expresó.
Solo el pasado viernes pudo conocer a su pequeña hija Gabriela. “Es una gótica”, manifestó. La bebé mide 40 centímetros, está con oxígeno, pero se encuentra bien.