La escasez de medicamentos es un problema que ha venido en aumento en el país, hoy por hoy la afectación de salud que aqueja a Colombia cada vez es mayor, muchas serían las razones por las cuales hay un gran número de medicamentos escasos, pero la consecuencia más grande es que muchos pacientes temen por sus vidas y otros la han perdido en espera de su tratamiento.
“El desabastecimiento de medicamentos ha sido un fenómeno que no ocurre solamente en Colombia es un fenómeno global”, Francisco Castellanos, director de la Organización para la Defensa Del Paciente. “A raíz de la pandemia muchas fábricas tuvieron una demanda excesiva por las complicaciones de los enfermos y la pandemia y se quedaron sin materia prima”.
La escasez de algunas materias primas y otros factores como mayor demanda de pacientes posiblemente habrían contribuido en la decisión de suspender la fabricación de las medicinas. “Existen fuentes oficiales que han documentado esta situación, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud”.
Desde entonces, Jairo, un paciente que denuncia no recibe su medicamento, dice que sus días parecen un infierno: “ya me preocupa porque sé que va a volver la intensidad del dolor. Después de los 50 años, yo le he dicho a mi Dios ‘papi, yo estoy listo, cuando usted quiera’. Yo ya viví, ya hice lo que iba a hacer todo. Esto es ganancia, ñapa para mí, pero vivir así en condiciones de un dolor que tortura que es desesperante, solo uno sabe”. "Hay días que yo me he sentido tan fatal, tan fatal, que yo he pensado hasta quitarme la vida”.
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Por eso la EPS delagente, en Cali, ha intentado darle una solución con su dolor. Mónica Flórez es gerente de mercadeo y comunicaciones de la EPS que atiende a Jairo: “en el mes de enero inicia con el uso de naproxeno, al mes siguiente se identifica que el naproxeno no es la solución para él, por tanto, se inicia un tratamiento con parches que utilizan el cuerpo para el dolor y son sistemas de alta potencia. Se regula uno para el mes de febrero, no le funciona y cada mes el médico ha venido definiendo protocolos de acción dependiendo de la condición del paciente”
La gran pregunta que Jairo se hace todos los días es ¿qué voy a hacer? Lo primero es preguntar en las droguerías para ver si tiene la suerte de conseguir el medicamento. Incluso dice que ha gastado dinero en falsos tratamientos. Ahora solo preguntan las calles: “y gracias a ese señor y a esas cajitas que me regaló, que él no se las podía tomar porque le caen mal a él es que yo estoy tomándome de a media pastica todos los días para que me rinda”.
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Pero todos los días teme que algún día nadie más se le pueda regalar una pasta de oxicodona y dice que lo único que le queda es que su mente sea más fuerte que el dolor: “hablar de dolencias para mí eso no es agradable, es como llamar más al dolor, es como achicopalarse uno más. Entonces para mí siempre está la otra cara de la moneda y ya cuando llegó el trabajo estoy de ánimo con la otra cara de la moneda, con la otra cara de la alegría”.
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