Por lo menos 62 personas murieron y decenas de personas, que intentaban llegar a Islas Canarias, siguen desaparecidas.
Un joven con la mirada triste muestra un video en su teléfono en el que se ven cuerpos yaciendo en una playa, y una joven se derrumba. Conmocionada, la ciudad de Barra, a orillas del río Gambia, llora a sus muertos, naufragados frente a las costas de Mauritania.
La localidad, separada por el río de la capital gambiana Banjul, aún no se cree la noticia. Las vendedoras dejaron sus puestos para apoyar a las familias en duelo, constataron periodistas de la AFP.
Una piragua con motor, que zarpó el 27 de noviembre de Gambia con cerca de 200 migrantes a bordo, con la intención de llegar hasta Canarias, archipiélago español frente a Marruecos, naufragó el miércoles a lo largo de la costa mauritana.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dio cuenta de 62 muertos, mientras que una fuente de seguridad habló de 63 fallecidos.
Entre ellos, una mayoría de gambianos, se encontraban también 13 senegaleses.
"¡Insoportable! Hay que detener este tráfico indigno de la emigración clandestina", lanzó en Twitter el jefe del Estado senegalés Macky Sall.
Estupor de los familiares
"El barco había echado el ancla en Barra. Los traficantes de personas buscaban pasajeros, y cuando mi nieto y otras dos personas del barrio se enteraron, decidieron unirse al viaje", explicó Fatou Mboge en Barra.
"Esperábamos que lo lograran, porque otros dos barcos que partieron recientemente llegaron a su destino", añade esta abuela conteniendo la emoción. Su nieto de 17 años, Jatta, es una de las víctimas.
Abraham Gomez explica que su hermana Tida, madre soltera de tres hijas, robó dinero a su familia, antes de hacer creer a sus familiares que era para un bautizo, cuando en realidad intentaba ir a Europa.
"Me enteré de la noticia tres días después de que se fuera", explica Gomez, rodeado por su madre y sus otras cinco hermanas, sollozantes. "No estaba contenta con la situación financiera de nuestra madre y decidió arriesgar su vida", añadió. Tida y una de sus hijas se ahogaron.
En Barra, todas las historias se asemejan. Amie Dubio, de 21 años, había sido camarera en un restaurante. Dijo a su familia que se iba a Senegal a buscar trabajo, cuenta entre lágrimas su abuela Fatou Charreh, consolada por familiares.
A más de 1.000 km más al norte, en la ciudad de Nuadibú, el puerto y segunda ciudad de Maurtiania, unos 85 rescatados son atendidos en un centro de acogida, donde esperan a ser repatriados. Sentados sobre esteras y cubiertos con mantas para protegerse del sol, reciben la visita de responsables mauritanos y de médicos.
25.000 víctimas
"Me llamo Diarra Barry, soy gambiana. Pagué 450.000 francos CFA (685 euros) para este desgraciado viaje. Estuvimos a punto de morir. Las autoridades mauritanas nos salvaron. Muchas gracias", relató uno de ellos a la televisión mauritana TVM.
Dia Alpha Sonoko, un joven que dijo ser senegalés, optó por el mar "para ir a buscar algo con lo que ganar [su vida] para sobrevivir y ayudar a nuestros padres, porque no hay bastante trabajo allí en nuestro país". Este rescatado contó cómo los traficantes les abandonaron y cómo los pasajeros de la embarcación estuvieron a la deriva antes del naufragio.
Las víctimas fueron enterradas cerca de Nuadibú por la noche, según los preceptos musulmanes, y sin ser identificados, según la portavoz de la OIM para África Occidenal, Florence Kim.
Cerca de 25.000 personas murieron desde enero de 2014 en su intento por llegar a Europa por razones económicas o políticas, según las cifras de la OIM.
La mayoría (19.154) fallecieron en el Mediterráneo, donde se encuentran las principales vías de acceso al continente europeo. Pero más de 480 fallecieron también en África Occidental, unas 160 de ellas en 2019.
El naufragio del miércoles es el más grave ocurrido este año en esta ruta, apunta la OIM.
Updated: diciembre 06, 2019 07:59 p. m.