En Edimburgo, Escocia, una mujer de 31 años pasó el susto de su vida cuando se enteró de que estaba embarazada de su tercer hijo.
Aunque a algunos les llena de ilusión el tener hijos, a Beth McDermott la inundó de pánico, pues hace algunos meses se había practicado la ligadura de trompas.
“Cuando descubrí que estaba embarazada quedé en shock, estaba hiperventilando y no podía respirar", dijo.
La angustia de Beth radica en sus dos últimos embarazos, pues fue hospitalizada y quedó en silla de ruedas, lo que la llevó a aprender a caminar de nuevo.
Beth padece una dolorosa afección de espalda, llamada síndrome de cauda equina, lo que le causa parálisis de la cintura para abajo.
En 2014 debió someterse a una cirugía de médula espinal, por lo cual no pudo caminar durante 6 meses y tuvo que atravesar dos años de fisioterapia para fortalecer sus piernas.
“Normalmente el embarazo es muy duro para la espalda, pero con mi condición fue muy doloroso y afectó gravemente mi movilidad. Estuve entrando y saliendo del hospital durante semanas y otra vez tuve que usar silla de ruedas”, contó.
Ella y su pareja decidieron tener al nuevo bebé y consideran que “es un milagro y hay una razón por la que este ser está aquí”. Eso sí, espera respuestas del Servicio Nacional de Salud, pues se supone que el procedimiento que se practicó tiene una efectividad superior al 99%.
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