Bárbara y Richie Dickstein quisieron jugar a ser psicólogos de asesinos seriales en 1992 y la mejor estrategia que se les ocurrió para resolver sus crímenes fue seduciéndolos.
Empezaron a enviar cartas a presos luego de que casi muriera un conocido de Bárbara por culpa de uno de ellos.
¿Cómo funciona la mente de un asesino? Fue la pregunta con la que empezó esta investigación.
Según The Post, el matrimonio estadounidense creía que los asesinos en serie no recibieron “amor que los complaciera emocionalmente” durante la infancia.
Por eso, la pareja planeó seducirlos para que sintieran confianza y confesaran el porqué cometieron sus crímenes.
Bárbara manifestó que, al conocer que varios asesinos seriales eran homosexuales, su esposo decidió hacerse pasar por gay para obtener información.
Ejemplo de ello fue el caso de Karla Faye Tucker, quien fue ejecutada con una inyección letal en 1998, luego de confesar haber apuñalado a uno de sus amigos.
Bárbara empezó a sentir una atracción sexual por el ‘Ángel de la muerte’ (Richard Angelo), un hombre que en 1989 se desempeñó como enfermero en Long Island y que fue condenado por asesinar a 8 personas y envenenar a otras 26.
Con el paso de los años, enviaron cerca de 3.000 cartas y, con el material recolectado, decidieron crear un podcast en 2021 llamado 'Killer's Vault'
Haga clic aquí: