El sur de África, el Medio Oriente e India fueron las regiones más privilegiadas con el espectáculo, que pudo verse a simple vista, sin necesidad de filtros o aparatos.
Lenta, muy lentamente, el Sol, la Tierra y la Luna fueron alcanzando su alineación perfecta. Y el gran circulo blanco empezó a teñirse de rojo mientras se sumergía en el cono de sombra producido por nuestro planeta.
El satélite va entrando en la penumbra y después en la sombra hasta encontrarse totalmente a oscuras. Casi una hora y cuarenta y cinco minutos en ese momento cumbre para luego salir progresivamente hacia la luz.
En total, casi seis horas. Una duración récord para este siglo.
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El sur de África, el Medio Oriente e India estuvieron entre los más privilegiados con el espectáculo, que pudo verse a cielo abierto, a simple vista, sin necesidad de filtros ni otros artefactos.
También Turquía, Chipre, Grecia. El viejo mundo conocido en torno al Mediterráneo.
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En Austria, en Alemania, Francia y España también se apreció.
El planeta Marte se sumó a la fiesta pues, al estar casi en su punto más cercano a la Tierra, brilló con todo su esplendor.
En América Latina, Brasil tuvo la mejor suerte. En teoría, también lo verían Uruguay y Argentina, pero al final el invierno austral terminó aguándoles el evento.
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