Basta con ponerle un par de gotas del líquido para saber si este tiene GHB o Ketamina, dos de los componentes más usados por violadores.
Fue creada por Madison Brantley, una universitaria preocupada por los casos de abuso sexual en los que anulan la voluntad de las víctimas con medicamentos.
Brantley, defensora de los derechos de los estudiantes en la Universidad del Norte de Florida, conoció el caso de una estudiante violada tras ingerir en una bebida. Por eso, decidió llevar las tarjetas hasta el campus.
Otras instituciones del estado se han puesto en contacto con la universidad para saber cómo obtener las tarjetas, pues estos casos de asalto sexual son cada vez más frecuentes.
Publicidad