"Justo después de las tres de la mañana, me despertaron unos terribles gritos de mujer", afirmó Michelle Burger -cuyo marido también oyó los chillidos- en el Tribunal Superior de Pretoria, donde comenzó este lunes el juicio de Pistorius en medio de una enorme expectación mediática.
La testigo subrayó que pudo sentir el "terror" y la "agonía" de la mujer que gritaba.
Burger, que tiene el balcón a 177 metros de la casa del corredor paralímpico, fue el primer testigo llamado a declarar por el fiscal, Gerrie Nel, que acusa a Pistorius del "asesinato premeditado" de la modelo Reeva Steenkamp, quien entonces tenía 29 años.
Por su parte, en una declaración jurada leída por uno de sus letrados, Kenny Oldridge, el deportista insistió en que acabó con la vida de Steenkamp por accidente, al disparar contra ella pensando que lo hacía contra un intruso que había irrumpido en su casa.
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Pistorius volvió a confesar que mató a tiros a su novia a través de la puerta cerrada del baño de su casa en Pretoria el 14 de febrero del año pasado, y podría ser condenado a cadena perpetua si es hallado culpable de asesinato premeditado.
El velocista, de 27 años, se declaró "no culpable" al ser preguntado por Nel, quien dispone de una lista de 107 testigos que serán llamados a declarar durante el juicio, cuyo final está previsto para el 20 de marzo.
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El equipo de Pistorius rechazó, frente a la teoría de la Fiscalía, que su cliente y Steenkamp tuvieran una discusión antes de la muerte de la modelo y recriminó a la acusación que afirme, sin pruebas, que existió una riña antes del crimen.
El principal abogado de la defensa, Barry Roux, se enzarzó después en un largo interrogatorio a Burger, al cuestionar los detalles ofrecidos por la testigo y preguntarse por qué no oyó los golpes de bate de críquet con los que Pistorius trató de abrir la puerta del baño tras la que acabó con la vida de su novia.
Burger llegó a describir el sonido de los disparos y explicó de forma muy gráfica el espacio de tiempo que medió entre ellos.
Pese a comenzar su intervención visiblemente nerviosa y sensibilizada, la mujer, que trabaja en la Universidad de Pretoria, resistió el carácter incisivo de Roux e insistió en que oyó claramente voces angustiadas y tiros de arma.
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"Sé cómo suena un disparo. Solo puedo decir lo que oí", zanjó la testigo, que al escuchar los gritos pensó que se trataba de un asalto a una casa cercana y avisó a una empresa de seguridad.
Roux planteó entonces la posibilidad de que la voz de Pistorius en estado de ansiedad puede sonar como la de una mujer, algo que rechazó tajantemente la testigo, que se mostró segura de que se trataba de una voz femenina.
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En el espacio reservado al público, las familias de Pistorius y de Steenkamp compartían banco, separadas por tres representantes de la Fiscalía.
La madre de Reeva, June Steenkamp, llegó a primera hora de la mañana al juicio acompañada de varios familiares.
Los hermanos de Oscar, Aimee y Carl, arribaron después y se sentaron en la misma fila que los Steenkamp, dejando unos metros de distancia entre los dos grupos, que no se saludaron.
Circunspecto y con gesto grave pero sin perder la compostura, el acusado, vestido con traje oscuro y camisa blanca, estuvo esperando solo el comienzo del juicio durante más de una hora y, ya durante la vista, tomó notas en una libreta que pasó a sus abogados.
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El inicio del proceso se demoró una hora y media para esperar a uno de los dos intérpretes del tribunal que debían traducir del afrikaans al inglés la declaración de algunos testigos.
Durante la espera, Pistorius saludó a varios policías y departió discretamente con Barry Roux.
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Vestida de riguroso negro, June Steenkamp rompió a llorar en algunos momentos del juicio, presidido por la magistrada Thokozile Masipa.
Algo más de una cincuentena de periodistas de medios sudafricanos e internacionales llenaban la sala y otros tantos seguían el juicio a través de pantallas de televisión en una estancia contigua al tribunal.
El proceso se reanudará el martes, cuando proseguirá el interrogatorio de Roux a Burger.
El corredor sudafricano se convirtió, en agosto de 2012 en Londres, en el primer atleta con las dos piernas amputadas que participaba en unos Juegos Olímpicos, en los que llegó a clasificarse para las semifinales de la prueba de 400 metros lisos.
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Las prótesis de carbono que Pistorius utiliza para correr le han valido el sobrenombre de 'Blade Runner' ("Corredor cuchilla"), en referencia a la conocida película de Ridley Scott.