La insólita imprudencia ocurrió en la zona del Bronx, en Nueva York. Ante decena de testigos, la visitante empezó a cantarle al animal, que la miró extrañado.
La mujer se saltó todas las barreras de seguridad del lugar y saltó al foso del rey de la selva. Quedó frente al ejemplar a menos de dos metros de distancia. Luego comenzó a cantarle y a bailarle.
Hasta la fuera quedó pasmada con la osadía porque no la atacó. La imprudente visitante fue sacada a tiempo y expulsada del lugar.