Llegó este sábado a Tokio para una visita de cuatro días que se anuncia cargada de muestras de simpatía, pero carente de avances concretos en materia comercial.
El Air Force One del mandatario estadounidense, que viajó acompañado de su esposa Melania, aterrizó en el aeropuerto Haneda bajo un sol radiante.
Estados Unidos y Japón, primera y tercera potencias económicas mundiales, persiguen un acuerdo comercial y Trump no tardó en insinuar que él considera que existe un desequilibrio entre ambos países.
"Japón ha contado con una ventaja considerable durante muchos años. Pero eso está bien, quizá es por ello que ustedes nos aprecian tanto", le dijo Trump a los directivos de algunas de las principales compañías niponas, incluyendo Toyota, Honda y Nissan, con quienes se reunió en la residencia del embajador estadounidense.
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Tras la firma de un eventual acuerdo bilateral, la relación será "un poco más justa", indicó el presidente.
"Con este acuerdo, esperamos enderezar el desequilibrio comercial, eliminar las barreras a las exportaciones de Estados Unidos y garantizar la ecuanimidad y la reciprocidad en nuestras relaciones. Nos estamos acercando", declaró Trump.
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En su segunda visita a Japón, Trump será el primer dirigente extranjero en reunirse con el nuevo emperador, Naruhito, que llegó al trono del Crisantemo el 1 de mayo tras la abdicación de su padre, Akihito, un símbolo de la fuerte relación que tejieron estos dos países antaño enemigos.
Funcionarios en Washington y Tokio elogiaron la relación "sin precedentes" entre Trump y el primer ministro Shinzo Abe, quienes no desperdiciarán la ocasión de disputar una partida de golf, su afición común.
El punto central de esta visita de Estado es la reunión el lunes con el emperador, seguida de un banquete por la noche en el palacio imperial.
"De todos los países del mundo, yo seré el invitado de honor en el mayor evento que ellos han tenido en unos 200 años", se regocijó el presidente estadounidense antes de iniciar su viaje.
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Pero para los japoneses aparentemente el punto álgido de la gira será el domingo, cuando Trump asista al último día del torneo de sumo y entregue un trofeo de 1,4 metros de largo al vencedor.
Se sabe, según los últimos combates del sábado por la tarde, que el ganador será el japonés Asanoyama, que pase lo que pase contará con el mayor número de victorias el domingo.
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Trump y Abe jugarán al golf antes del torneo de sumo y posteriormente se reunirán, acompañados de sus esposas, en un restaurante en el distrito de Roppongi, en Tokio, que sirve brochetas de solomillo para dos personas a 5.184 yenes (47 dólares).
Abe estuvo recientemente en Washington, y Trump retornará a Tokio en poco más de un mes para participar en la cumbre del G20 en la ciudad de Osaka.
"Tres visitas en los dos sentidos en tan corto plazo es realmente emblemático de cuán estrecha es nuestra relación", dijo un funcionario oficial estadounidense que pidió no ser identificado.
Por su parte, un diplomático japonés dijo que la frecuencia del contacto "demuestra el nivel sin precedentes de relación personal entre los líderes de los dos países".
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Diferencias sin tensiones
La parte formal del viaje se limita a una corta reunión bilateral y un almuerzo de trabajo el lunes, y posteriormente los dos funcionarios harán declaraciones a la prensa.
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También tienen previsto encontrarse con familiares de personas secuestradas por Corea del Norte durante los años de la Guerra Fría.
Se trata de un tema muy sensible y Abe logró convencer a Trump de que lo incluyera en la agenda de las reuniones que mantuvo con el líder norcoreano Kim Jong Un.
Pero analistas esperan pocos avances en el tema que más divide a los dos países aliados: el comercio.
El representante estadounidense de Comercio, Robert Lighthizer, mantendrá conversaciones con su par japonés en forma paralela.
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Pero como Abe tiene por delante unas elecciones y Trump está metido de lleno en sus tensiones comerciales con China, probablemente ambos optarán por no tomar decisiones importantes sobre este tema.
"La estrategia de Japón es mantener las negociaciones sin perder la calma", en contraste con el agresivo ping pong de medidas entre Estados Unidos y China, opina Shujiro Urata, un experto en cuestiones comerciales y profesor de la Universidad de Waseda, en Tokio.
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Por ello, la expectativa es que la visita se centre en la confirmación de la alianza bilateral.
Para Trump, que deberá enfrentarse al torbellino de las elecciones de 2020 y las tensiones con Irán y China, tener una relación tranquila con Japón es de suma importancia.