El caso se remonta a 1992, cuando el pediatra del bebé Brryan Jackson le reveló a su madre que el pequeño tenía sida; un caso muy extraño para el médico, pues era tal el avance de la enfermedad del menor de solo 11 meses que el experto le dio máximo 5 meses de vida.
Según BBC, todo inició luego de que su progenitor regresara de la operación Tormenta del Desierto en Arabia Saudita, pues cuando vio de nuevo a su bebé su actitud fue muy diferente a la que tenía la última vez que estuvo con él.
El padre del bebé, identificado como Brayan Stewart, negó que el niño fuese suyo y exigió pruebas de ADN. Además, empezó a ser abusivo con la madre de Jackson, mental y físicamente.
Luego de las extensas discusiones la madre decidió dejar a su pareja y solicitarle el pago de la manutención del menor. Ante su petición, el hombre se negó y empezó a lanzarle amenazas.
Meses después Jackson enfermó y su madre decidió llamar a Stewart a su trabajo para comentarle la situación. Con lo que no contaba era que el hombre utilizó su trabajo como analizador de sangre en un laboratorio para atacar al menor.
Al ser un padre tan distante no se esperaba que él fuese a visitar a su hijo. Al llegar a la habitación donde se encontraba el menor le pidió a su ex ir a la cafetería por una bebida. Cuando estuvieron solos le inyectó sangre contaminada al bebé.
No fue hasta 1998 que el caso llegó a los tribunales. Gracias al trabajo de los fiscales y decisión del juez, se pudo enviar el hombre a la cárcel.
A pesar de que las probabilidades de sobrevivir del niño eran bajas, sobrevivió para enfrentarse en un juicio a su padre 24 años después, en 2016. Su declaración se dio ante la junta de libertad condicional para que estuviera en la cárcel el mayor tiempo posible.
Su historia de superación ha inspirado a cientos de personas, entre ellas sus más de siete mil seguidores en las redes sociales. Como orador motivacional comparte sus vivencias y da aliento y ánimos a los demás.
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