La ingeniosa alternativa implementada en un hospital ha contribuido a ayudar a la recuperación de los pacientes de COVID-19.
En la unidad de cuidados intensitos del centro médico ubicado en Warrington, Reino Unido, los médicos ayudan a un paciente a ganarle la batalla al coronavirus, presionan sus pulmones para ayudarlos a descongestionarse e introducen oxígeno a través de un aparato que cumple las funciones de ventilador.
Entre tantos pacientes graves que se encuentran en el lugar, una mujer consciente puede narrar su lucha.
“Necesitaba ayuda, no podía respirar por mí misma, ha sido muy difícil, me estoy sintiendo mejor ahora, creo que está funcionando, trato de hacer lo que ellos me dicen que haga”, expresa Donna Wall, paciente.
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La mujer está batallando con todas sus fuerzas para volver con quienes ama.
“No quiero ser una estadística en esto, quiero ir a casa con mis hijos y mi familia”, manifiesta.
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Donna ha tenido una mejoría sorprendente. Está siendo tratada con unas cajas negras que usualmente se utilizan para desordenes del sueño como la apnea, que causa interrupciones en la oxigenación del cerebro mientras los pacientes duermen.
En este hospital las han adaptado para que cumplan las funciones de otros aparatos mucho más costosos: abren las vías respiratorias, inyectando oxígeno a través de un tubo y una máscara facial. Cuando los pacientes exhalan las cajas, ayudan a mantener las vías de los pulmones abiertas.
El objetivo es tratar de mantener a los pacientes lejos de las unidades de cuidados intensivos y ya han logrado arrebatarle varias vidas a la muerte con este procedimiento.
Vidas como la de una madre soltera que pudo volver a abrazar a sus dos pequeños o las de una pareja que estaba siendo tratada en pabellones distintos.
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