Sus simpatizantes se movilizaron en varios puntos del país, aunque la mayor concentración se registró frente a las playas de Copacabana en Rio de Janeiro.
Allí las proclamas de respaldo a su candidatura se alternaron con las de repudio a la izquierda, la violencia y la corrupción. Banderas de Brasil ondearon a lo alto, mientras la multitud saludaba con cantos y bailes su muy probable triunfo.
Los "bolsonaristas", varios de ellos con camisetas negras con la figura de su líder estampada en el pecho, tendieron una extensa bandera sobre el suelo en la que se leía "no aceptaremos fraude".
Vencedor en la primera ronda electoral con el 46% de los votos, Bolsonaro es el gran favorito para imponerse en el duelo de segunda vuelta del 28 de octubre con el izquierdista Fernando Haddad, quien sumó el 29% de los apoyos.
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Las encuestas le dan al excapitán del ejército una ventaja de 18 puntos sobre el aspirante del Partido de los Trabajadores (PT).
Bolsonaro, que durante su larga trayectoria como parlamentario ha tenido comentarios ofensivos contra las mujeres, los negros y los gays, se excusó de no participar en las movilizaciones en su apoyo, que siguieron a las protestas en su contra encabezadas el sábado por feministas y gente del PT.
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"Lamentablemente mi salud no me permite participar en actos públicos. Hace cerca de un mes sufrí una tentativa de asesinato por un exmilitante" de izquierda, escribió el político en Twitter.
Sin embargo, añadió, "estoy siguiendo los actos y mi corazón está con ustedes".
- "Soldadito de pacotilla" -
Herido en el abdomen con una puñalada durante un mitin el 6 de septiembre, Bolsonaro ha restringido su campaña a las redes sociales -donde suma más de 14 millones de seguidores-, los encuentros políticos y a conversaciones con los medios.
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Pese a que los médicos han reportado una mejoría, el ultraderechista ya anticipó que no participaría en ningún debate televisivo con Haddad, alegando además razones estratégicas.
Este domingo su rival en el balotaje participó en un recorrido en Sao Luis de Maranhão (nordeste), desde donde redobló las feroces críticas a Bolsonaro por su negativa a debatir frente a las cámaras.
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"El soldadito de pacotilla no puede reafirmar lo que él habla en el submundo de internet mirándome a los ojos", escribió en Twitter.
Salvo una sorpresa mayúscula, Bolsonaro se encamina hacia la victoria en Brasil con un discurso conservador en lo social y liberal en lo económico, que además proclama el fracaso de los partidos y la flexibilización del porte de armas en un país con 63.800 homicidios en 2017 (30,8 cada 100.000 habitantes).
La novena economía del mundo enfrenta además una frágil situación económica luego de dos años de recesión (2015 y 2016) y una recuperación del 1% el año pasado. El desempleo alcanzó el 12,1% en agosto último y castiga a 12,7 millones de personas.
En la recta final de la contienda, Bolsonaro está en el centro del escándalo por el supuesto apoyo ilegal que recibió de empresarios que financiaron el bombardeo de mensajes contra el PT en WhatsApp.
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La justicia electoral y la policía federal anunciaron una investigación de la denuncia que reveló el diario Folha de S. Paulo. El candidato de extrema derecha se ha desmarcado de las presuntas irregularidades.
Entre sus seguidores el caso no hace mella alguna.
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Fueron "27 años de parlamentario sin corrupción. Es un hombre íntegro, honesto, los políticos corruptos quieren la cabeza" de Bolsonaro, dijo a la AFP Alberto Menezes, un empresario de transportes de 48 años, tras estampar su firma en la bandera de apoyo al candidato del Partido Social Liberal (PSL).
A su lado Wilson Neira, también empresario de 53 años, avaló sin reservas el ataque frontal que Bolsonaro promete librar contra la delincuencia y a favor de las personas de bien.
"No hay otra forma: o usted es radical y muda este país o usted apoya la ola de maldad que se venía implantando", enfatizó.
Jair Bolsonaro y Fernando Haddad mueven sus fichas con miras a la segunda vuelta en Brasil