Muchas personas que tienen gatos se plantean si es conveniente o no compartir la cama con ellos. Dormir con un felino puede tener ventajas y desventajas.
Puede aportar beneficios emocionales y físicos, tanto para el humano como para el felino.
El ronroneo del gato tiene un efecto relajante y terapéutico. Ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, según expertos.
Dormir con un gato también beneficia el sistema inmunológico, ya que el contacto con el animal aumenta la producción de anticuerpos y disminuye el riesgo de alergias y asma.
Sin embargo, hay otros aspectos de dormir con gatos que no son tan positivos.
Los gatos son animales nocturnos y suelen estar más activos durante la noche, lo que puede interrumpir el sueño de sus dueños.
Pueden transmitir enfermedades a los humanos, como tiña y toxoplasmosis, especialmente si no están vacunados, desparasitados o esterilizados.
Los gatos suelen tener comportamientos indeseados o agresivos en la cama, como arañar, morder, marcar con orina o defecar. Todo depende de la crianza de sus dueños.
Lo más importante es respetar el bienestar y la comodidad del gato y la persona, y tomar las medidas necesarias para prevenir riesgos o problemas.
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