Las ciudades y las viviendas han sido moldeadas por enfermedades contagiosas durante cientos de años.
La tuberculosis o el cólera, por ejemplo, se propagaban en espacios cerrados, polvorientos, los virus estaban dentro de las casas y en las calles sin alcantarillas. La arquitectura se encargó de proponer las ventanas abiertas en colegio y hospitales, de sanear las calles.
Siglo XXI, año 2020. El mundo es totalmente urbano, un nuevo virus atropella , de repente las ciudades están vacías y las casas llenas.
¿Cómo enfrentar el desafío?
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España es uno de los países más golpeados por la pandemia. José Antonio Granero fue presidente del Colegio de Arquitectos de Madrid y Vicente Guallart, un vanguardista arquitecto valenciano; ambos responden si en las ciudades europeas el cambio ya comenzó.
Vicente Guallart: “El mundo está en un proceso de urbanización como no lo ha estado nunca. De hecho, si vemos los números de Naciones Unidas dicen que para 2050 el 70% de la población mundial, que entonces serán 9.800 millones de personas, vivirán en ciudades.
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Eso quiere decir que se va a construir el equivalente a una ciudad de 5 millones de personas cada mes, en los próximos 30 años.
"Es decir que el reto en realidad, y esto planteamos con nuestra propuesta, también es cómo hay que seguir construyendo ciudades, cómo hay que seguir urbanizando, porque si lo hacemos como se hacía en el siglo XX el mundo se colapsará, el cambio climático se acelerará”, agrega Guallart.
José Antonio Granero: “En las ciudades el cambio es constante, es la esencia de las ciudades, el cambio permanente. Yo creo que frente al miedo generalizado que hay, lo primero es que no debemos subestimar la capacidad que hay del ser humano de recuperarse. De manera que yo, en general, en todos estos meses frente al miedo y de horror con la pandemia y con el COVID, yo lo primero que doy es un mensaje de esperanza”.
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Una esperanza para asumir que el ser humano crea los espacios donde habita y por eso la transformación de la vivienda es la primera tarea.
¿Lo que se viene entonces es una gran renovación global? ¿El mundo entero va a entrar a pensar en sus casas y estaremos asistiendo a un proceso compartido de renovación de casas, de renovación de espacios?
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Antonio Granero: “Es verdad que hemos sometido nuestras viviendas a una tensión para la que no están pensadas, no están pensadas para que nuestros hijos estén estudiando, nosotros trabajando, cocinando, atendiendo a las labores normales de la casa, de la familia y del trabajo. Todo eso concentrado en un espacio es muy difícil”.
Fernando Viviescas es colombiano, arquitecto y consultor de política pública tiene su diagnóstico.
“El COVID lo que hace es llamarnos la atención y decirnos ¡oiga!, miren cómo están construyendo lo que tienen que construir, fíjense en cómo lo hacen y cómo están dividiendo un elemento tan fundamental como el espacio. Hay que ser conscientes de ese espacio, cómo lo distribuimos, cómo lo organizamos, cómo lo ordenamos y cómo nos organizamos nosotros para vivir en ese espacio. ese es el gran llamado que está haciendo el COVID-19”, señala.
José Granero: “En realidad, las ciudades deben cambiar. Después de cada crisis las ciudades cambian y, por lo tanto, pues hemos visto que pensar que la vivienda estaba más del lado del negocio que no del derecho social; esto ha llevado a situaciones de construir cada vez viviendas más pequeñas.
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Cuando han llegado estas crisis hemos visto que las viviendas no tenían balcones, que la gente no podía tomar el sol, que los niños tenían que educarse en su casa, etcétera, que éramos forzados a conectarnos a teletrabajar y no teníamos dónde.
Por lo tanto, yo creo que este proceso va a hacer reflexionar sobre la importancia de la vivienda, de la vivienda social, de una vivienda que tenga también espacios adyacentes donde podamos trabajar, donde podamos encontrarnos con los vecinos.
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¿Cómo ha vivido el sector de la construcción el año de la pandemia?
Es decir, hay que dar más importancia a la vivienda como un derecho básico de los seres humanos que no como un producto inmobiliario”.
De ese derecho básico de la vivienda, pasemos al espacio público. Ese que compartimos y que el COVID desalojó sin permiso.
Fernando Viviescas: “Las Naciones Unidas hace ya muchos años demostraron claramente que un dólar invertido en espacio público rinde muchísimo más en salud que millones dedicados a hospitales, por ejemplo. Eso ya está demostrado, eso ya no se discute, y los hospitales empiezan a cambiar y también empiezan especialmente a cambiar los sitios en los que está la gente: las escuelas, los sitios de trabajo, etc. Y la ventilación, la sanidad, los alcantarillados, las formas de que llegue el agua a todas partes, para que la gente pueda lavarse las manos todo el tiempo”.
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Sevilla es una ciudad antigua fundada en el siglo XVI. Ha vivido y sobrevivido a más de una catástrofe. A su alcalde, Juan Espadas, le tocó enfrentar la pandemia del siglo XXI en una ciudad que depende económicamente del turismo gracias a su inmenso casco antiguo, uno de los más grandes de Europa.
¿En qué está pensando hoy el alcalde de una ciudad europea como Sevilla? ¿Cuál es la prioridad en este momento?
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Juan Espadas: “Bueno yo creo que la salud, claramente, y la recuperación económica y de la vida, de las personas tal y como la conocíamos hasta ahora. Esa es nuestra principal preocupación.
Creo que la ciudad está en un momento en la que debe atender por un lado a esas zonas que denominamos de transformación social, en donde se refugia más tasa de desempleo, quizá profundizar justamente en que sean zonas en donde el desarrollo integral de la persona y del entorno mejore.
Eso a lo mejor no es tan vistoso en términos de paisaje urbano o de grandes monumentos o espacios donde se desarrollará una gran obra pública, pero al final la gran obra pública de un alcalde es que los ciudadanos, las personas que viven en la ciudad, se sientan mejor tengan más oportunidades y puedan desarrollar su vida”.
Ante el agobio del confinamiento apareció en escena un repentino interés por el mundo rural.
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Antonio Granero: “Salir de las ciudades sin duda sería un error, no creo que el futuro vaya a ir por ahí. Además no sería sostenible, tenemos que hablar en términos de sostenibilidad también.
Nosotros somos herederos de la ciudad, pero sobre todo lo que tenemos es prestado de nuestros hijos, de manera que lo que les dejemos es muy importante y solo tendremos un entorno sostenible si efectivamente podemos responder a lo que tiene que ver con clima, lo que tiene que ver con el cambio climático, a lo que tiene que ver con la salud, la ciudad tiene que ver con el medio ambiente.
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Una cosa es irse a vivir a un pueblo, a una vida rural en torno a la naturaleza y claro que es fundamental que exista esos ámbitos y otra cosa es los desarrollos suburbanos que ni son campo, ni son ciudad, tienen lo peor del campo y lo peor de la ciudad y no tienen nada bueno. Nada sostenible, llevar los servicios es muy caro y no nos lo podemos permitir”.
Fernando Viviescas: “Es que la humanidad es urbana, o sea el futuro de la humanidad es urbana, desde hace mucho tiempo lo construyó y una peste como esta, si no acaba con toda la humanidad que por supuesto esa posibilidad todavía existe, no va a impedir esto.
Lo que sí se va es a redefinir es la relación entre la ciudad y lo que llamamos el campo porque lo rural y lo urbano no hay esa separación tan tajante. Fíjese lo que pasa aquí en el norte de Bogotá”.
Así proyectan las ciudades los sistemas masivos de transporte
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Antes de la pandemia el modelo de la ciudad en la movilidad empezaba a rebatirse por el daño a medio ambiente. Y por el conflicto entre los que tienen y los que no.
Vicente Guallart: “Yo creo que esta pandemia ha acelerado el futuro porque desde hace unos años empezamos a discutir cómo teníamos que hacer ciudades ecológicas, ciudades que fueran más humanas, más centradas en las personas, que fueran más productivas, que no dependiéramos tanto de la globalización.
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Por supuesto que hay que ir en contra de la deforestación masiva que ocurre en Amazonas y en otros lugares pero la gestión forestal sostenible permite obtener madera y permite utilizarla para los edificios. Esto ya está empezando a ocurrir en muchos lugares del mundo, en Europa, en Canadá, en algunos lugares de Estados Unidos y nos gustaría ver cómo en China, que sobre todo tienen bambú y donde además tienen mucha influencia en África, pues pueden introducir la idea de los materiales ecológicos, de los materiales renovables en la construcción de la ciudad”.
Juan Espadas: “Es necesario entender que tenemos también que adaptar mejor los ecosistemas urbanos a una realidad que el ciudadano quiere tocar, sobre todo el desarrollo y las previsiones de un problema como el cambio climático nos obligan.
Vicente Guallart: "En el caso del sur de España es una realidad que momentos determinados del año con altas temperaturas busquemos lugares en donde estar claramente más confortables, lugares de sombra, cuidar los espacios verdes, reducir la contaminación del aire.
Aunque esta ciudad todos esos indicadores los maneje bien y no tengamos grandes problemas no podemos relajarnos porque creo que ahí está la excelencia”.
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¿Cómo ve un experto mundial en temas de movilidad los sistemas de transporte en las ciudades colombianas?
¿Qué pasará entonces con las viejas estructuras?
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Vicente Guallart: “El gran error de las ciudades del siglo XX es que siguieron un modelo donde creamos barrios residenciales, barrios industriales y a veces, también, barrios de oficinas. De tal manera que estábamos todo el día moviéndonos en las ciudades y esto es lo que colapsa en las ciudades.
Nosotros creemos que debemos desarrollar una ciudad que se ha venido a llamar de 15 minutos, que son ciudades de barrios, la unidad de la ciudad a de ser el barrio, cuando tienes una ciudad de 10 millones de personas es incomprensible como ciudad, pero si tu entiendes que en tu kilómetro cuadrado tienes acceso a los servicios básicos, en ocasiones tienes lugar donde producir cosas, donde fabricar cosas, donde incluso hacer agricultura, las ciudades cambiarían totalmente.
Por lo tanto, el modelo de internet ya no es un modelo centralizado con un centro denso y una periferia pobre como muchas ciudades en el mundo, sino el modelo internet es un modelo distribuido como si fuera un cerebro donde hay muchas neuronas o barrios que se conectan y al reconectarlos creamos la gran ciudad”.
Vicente Guallart construirá las primeras viviendas poscovid en una nueva zona de crecimiento urbano cerca de Pekín. “La ciudad autosuficiente”, como la ha llamado.
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Vicente Guallart: “Xiong’an es una nueva ciudad que se está haciendo al sur de Pekín para descentralizar los servicios administrativos y por lo tanto es una ciudad que presentó directamente el presidente como un nuevo modelo ecológico.
Es una ciudad que albergará alrededor de un millón y medio de personas y en este caso el concurso que hemos ganado está destinado a proponer un nuevo modelo de vivienda. Hemos definido una nueva tipología en realidad que se puede aplicar en China o en cualquier país en Latinoamérica o en África para desarrollar ciudades que luchen por el cambio climático".
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¿Y cuánto tiempo tomará el cambio?
José Antonio Granero: “El urbanismo siempre decimos que tiene tiempos geológicos, cambiar las formas de una ciudad, cambiar las formas de vida de los ciudadanos tarda mucho tiempo, pero hoy los cambios son mucho más violentos y mucho más rápidos, y el cambio empieza aquí, yo creo que todo el mundo ha tomado conciencia de que la ciudad que quiere es de otra manera”.
Juan Espadas: “Tenemos que entender bien el mensaje que nos deja esta tremenda crisis sanitaria: la fragilidad del ser humano, la fragilidad de los ecosistemas, la necesidad de reforzar mucho más nuestras capacidades para atender a un mundo complejo a un mundo diverso a un mundo difícil a veces y no ensimismarnos a veces en la complacencia de nuestra realidad individual”.
¿Y cuál será nuestro rol como ciudadanos?
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José Antonio Granero: “Hay muchísimo conocimiento y muchísimo talento, las ciudades atesoran muchísimo talento y la ciudadanía tiene muchísimo talento; la participación ciudadana, el que las cosas ya no vengan de arriba abajo, sino vengan de abajo arriba, los movimientos ciudadanos, es muy interesante escucharlos porque hay mucha gente proponiendo y reclamando, y con las nuevas tecnologías, proponiendo nuevas o generando nuevas necesidades a las que hay que dar respuesta entre todos”.
Juan Espadas: “Yo creo que efectivamente quizás esa etapa de liderazgos muy personalistas o impositivos ha pasado, creo que en este momento la ciudadanía lo que quiere es, primero, que se le escuche y por tanto el liderazgo político pasa fundamentalmente por personas que sean sensibles a escuchar los problemas de los ciudadanos e intentar integrarlos a la toma de decisiones, el ciudadano de hoy es un ciudadano más proactivo, un ciudadano mejor informado, un ciudadano que en tiempo real, prácticamente, puede participar en lo que está ocurriendo”.
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Se están construyendo las claves para el nuevo pacto de convivencia. Y será la arquitectura y el desarrollo urbano los que nos muestren el camino para lo que nos está desafiando: cómo encontrarnos los unos con los otros en ciudades de vida.