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Héctor Abad Faciolince

Escritor y periodista, es una de las plumas más respetadas y leídas de Colombia. Autor de premiadas obras, crítico y humanista, escribió 'El olvido que seremos', una entrañable novela en la que rinde homenaje a su padre, asesinado por paramilitares. La historia fue llevada al cine por Fernando Trueba y representará a nuestro país en los Premios Óscar.

¿Cómo podemos mirar esta pandemia, como una tragedia o una oportunidad?

“Sería muy doloroso para quienes han perdido a un ser querido, decir que esto no es una tragedia. Yo creo que definitivamente el nombre tragedia se le adapta más. Y de lo malo siempre podemos aprender algo bueno.

Pero al preguntarse si era preferible que hubiera habido este COVID-19 o no, yo creo que muchos hubiéramos querido que no”.

¿La humanidad cambiará algunas conductas o seguiremos por donde veníamos?

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“Estas crisis tan agudas producen en la gente buena una acentuación de sus cualidades y en la gente mala sus defectos se acentúan.

Estas crisis sacan lo mejor y lo peor de los seres humanos. Hay como una compensación. No soy optimista para creer que seremos mejores humanos. Los que tenían madera de ser buenos, sino los mata el virus, sí mejoran, pero los malos aprovechan para hacer maldades”.

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¿En que ha demostrado ser útil e inútil el sector cultural?

“Las personas que hayan tenido recursos culturales podrán decir que pudieron enfrentar con muchísima más tranquilidad. Una persona que disfrute con placeres relativamente baratos, el placer de un libro, de la música, de la cocina habrán disfrutado. La soledad no se siente y las tristezas no se acentúan.

Y los que no lo tienen, lástima porque todo lo duro habrá sido más duro”.

Durante esta época se vieron muchos espectáculos virtuales y gratuitos, ¿es sana la gratuidad de la cultura?

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“Yo por ejemplo tomé clases de guitarra, he asistido a conciertos. Es bueno que haya gratuidad en situaciones, pero no está bien que a quienes trabajan con la mente y hacen un esfuerzo para ser más cultos no se les reconozca el trabajo intelectual.

Hace mucha falta ir acompañados de otros, estas clases a distancia y gratuitas no colman nuestras necesidades culturales.

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Pero esto no se puede volver una costumbre porque el que se dedica a la cultura necesita vivir”.

Esta crisis ha mostrado la fragilidad de los políticos, los científicos, los economistas. ¿Ha llegado del momento de los artistas y pensadores?

“Lo más lamentable es no haberle hecho caso a ciertos tipos de intelectuales, como a los científicos.

Hay países que han controlado mejor la pandemia. Los científicos saben cómo contener los efectos negativos del virus, pero los políticos han negado la ciencia.

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El caso de Trump es evidente. Ha puesto a su país en la peor situación, Estados Unidos ha tenido una crisis mucho mayor que países que han seguido planes norteamericanos de salud”.

¿Dónde está la religión en tiempos de crisis?

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“La semana pasada hubo un atentado religioso en Francia , pero también el papa ha aprovechado para decir que no ve nada malo en matrimonios civiles para los homosexuales. Algunas personas como mi mamá, que es muy católica, ve la misa por televisión todos los días y eso le sirve para estar contenta.

La religión, como algunas prácticas esotéricas, sirve a quienes creen en ellas.

Si alguien tiene una fe verdadera y profunda le puede servir para sobrellevar este momento. Pero eso no es para todo el mundo”.

¿Habrá aprendido el ser humano a no seguir la acción depredadora?

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“Es un error creer que somos los reyes de la naturaleza, este virus que no conocía nuestro sistema inmune nos ha recordado que somos un animal más con algunas cualidades especiales, pero que al fin y al cabo somos mamíferos.

Y por muy desarrollados que nos creamos somos vulnerables a las catástrofes, a enfermedades, a los virus y las bacterias.

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Ojalá aprendiéramos de esta crisis a tener una relación más sana con la naturaleza”.

¿En qué estado se encuentran nuestros recursos naturales?

El cine ha sido uno de los sectores más golpeados. La película ‘El olvido que seremos’ ha tenido los reconocimientos más importantes, pero la gente no ha podido ir a cine. Usted no ha podido presentar esa belleza de película. ¿Cómo ha sido este proceso?

Fernando Trueba , el director de esta película que es muy bonita, dice que este es el año en que no se pudo ir a cine. Es una calamidad que no podamos juntarnos, que los teatros y cines tengan que estar cerrados. Creo que con ciertas condiciones de distancia y menos públicos se podrán abrir. Espero que esto ocurra muy pronto.

Y es una película tan bonita de la que esperábamos tanto. De un médico que se opone a las enfermedades, que enseña a lavarse las manos, que fue grabada antes de la pandemia pero que parece grabada durante la pandemia. Es muy triste que no la hayamos podido mostrar sino de afán en un autocine.

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Pero así ha sido para mucha gente. Estamos en el mismo grupo en el mismo barco y llegará ojalá el momento en que todo esto pase y podamos desquitarnos viendo esta película tan bonita.

“Vamos a gozar mucho cuando podamos volver a salir, por las privaciones de tanto tiempo. Vamos a ser distintos para bien o para mal. Esto cambio nuestros hábitos más arraigados, nuestras maneras de relacionarnos en la familia y la sociedad. No es un cambio solo momentáneo”.

Vea completa la undécima entrega de El proyecto es Colombia

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