¿Cuándo dicen que el Amazonas es el pulmón del mundo es esto cierto?
“Medir la importancia del Amazonas a escala global es fácil y es difícil, pero estamos hablando de la mayor mancha de bosque del mundo, unos cuantos millones de kilómetros cuadrados. Y cuando se le llama ‘el pulmón del mundo’ es una manera que comunica fácilmente y digamos que en términos comunicativos o de periodismo atrae, porque todo el mundo es consciente de su cuerpo y de la importancia de los pulmones.
Pero cuando se hace un análisis más detallado de si es pulmón o no, a mí me gusta que se hagan esas analogías porque, como bien se hablaba con Uldarico Matapí, mucha de la mitología indígena humaniza y la teoría de Gaia también es resultado de esa humanización del planeta.
La parte del pulmón no es tanto que regule la parte del oxígeno y del aire en el mundo, pero claro que tiene amplias repercusiones. Pero el riñón regula más el agua, pero el riñón no es tan carismático como el pulmón entonces la importancia del Amazonas es en su conjunto.
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Estas metáforas son importantes porque lo vuelven a uno muy consciente de su importancia, entonces vivir sin los pulmones no es fácil; pero vivir sin un cuerpo sano igual no es lo más deseable.
El Amazonas juega un papel muy importante en la salud de todo el planeta”.
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¿Qué tan amenazada está la Amazonía hoy?
“El Amazonas hoy esta amenazadísima porque empezamos un proceso que los científicos y los ecólogos, y los que han estudiado paleoecología, lo llaman el ‘tipping point’. Es el punto de no retorno.
Porque a lo largo de las eras geológica, geomorfológica y la historia misma, en la paleoecología del Amazonas se han presentado diferentes periodos. Cuando se presentan periodos secos continuos y extendidos la Amazonía, el bosque se convierte en sabana y con todos estos embates que tenemos hacia la cobertura vegetal nos estamos acercando mucho a ese punto de sabanización. Sobre esto es que llaman la atención los climatólogos.
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Los modelos climáticos que están haciendo permanentemente están haciendo un llamado al cuidado, porque estamos llegando a ese punto de no retorno.
¿En este momento porque está complicado? Por qué la deforestación está alcanzando unas magnitudes impresionantes.
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Aquí le ponemos más cuidado a las noticias de California que a las del Amazonas, que están aquí al ladito.
Entre Brasil, Bolivia, Perú y Colombia, ¿cuántas hectáreas se deforestaron el año pasado y cuántas van este año? Son millones, entre 5 y 6 millones de hectáreas lo que se ha deforestado en conjunto en estos países en el último año y año y medio. Eso es un embate impresionante.
Porque, además, eso es lo que estamos haciendo con nuestra selva amazónica, la estamos tumbando para convertirla en praderas para ganadería. Ese es el principal factor de deforestación. Claro que acompañado de toda otra cantidad de causas y de motores que están actuando en conjunto”.
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¿Cuáles son los principales motores de deforestación en la Amazonía y son los mismos en todos los países que comparten la selva?
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“A escala continental, lo que se llaman los motores de la deforestación, están muy bien diagnosticados y esto de la parte agroindustrial está muy bien definido.
Uno de esos es la soya, y en Bolivia y Brasil la soya es un elemento muy fuerte; en otras partes es la palma africana, en otras partes inclusive están haciendo cultivos de árboles que es una paradoja.
La complejidad en Colombia es mayor por una simple razón: la ilegalidad. Entonces estamos dentro de unos procesos de ilegalidad muy grandes y toda esta ilegalidad se asocia más que todo a la concentración y a la acumulación de tierras, eso también es un diagnóstico que se ha hecho y que lo han hecho muchísimos teóricos, muchísimas instituciones.
Se tiene claramente definido también dentro de la nación y dentro de las instituciones que eso es un proceso que ha jugado mucho para la deforestación, la acumulación.
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¿Quién está acumulando?
Entonces ahí es donde no se tiene claridad sobre quiénes están acumulando. Son fuerzas oscuras, son los invencibles, son los innombrables. Eso es parte grave el problema.
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Pero si hay un buen diagnóstico también tiene que haber una muy buena solución, entonces si ese es el principal problema nosotros lo podemos solucionar. ¿Dónde está una política clara sobre tenencia y asignación de tierras?
¿Cómo pueden los Gobiernos aprovechar los recursos de la pandemia para tener beneficios ambientales?
¿Cómo nos afecta la consecuente pérdida de hectáreas en el Amazonas?
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“Ahí viene la importancia de los árboles y hay unas teorías muy lindas que se están desarrollando. En esto los climatólogos han hecho un trabajo fabuloso y lo están llamando ‘los ríos voladores’.
Los ríos voladores, como el riñón del planeta, están haciendo referencia a esa masa de nubes que viene del océano, pasa por la selva, se alimenta por evaporespiración de la selva y produce estas enormes masas de nubes que vienen a descargar inclusive hacia Los Andes y que se van yendo hacia el sur. Eso es lo que está regulando las lluvias a escala casi que continental, eso es un proceso que depende el bosque.
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¿Cuánta agua evapora un árbol en un día? Pues una tonelada de agua; una tonelada de agua es un metro cúbico, un árbol grande en el Amazonas evapora un poquito más. Hay unos que evaporan mucho más, pero entre 1.000 y 1.100 milímetros de agua al día es impresionante.
¿Cuánto se sale de la Tierra? Ahí están las miles de toneladas de agua que están regulando el clima continental, entonces se necesita el bosque porque funciona como esa gran bomba.
Cada árbol es una bomba biológica pero el conjunto de árboles es una gran bomba”.