El Comité Olímpico Internacional (COI) dijo que está analizando las condiciones en las que Bielorrusia trató de forzar, supuestamente, a la velocista Krystsina Tsimanouskaya a regresar al país, antes de que la deportista pidiera refugio en Tokio.
Tsimanouskaya pidió protección a la policía del aeropuerto tokiota de Haneda en la víspera, y desde entonces se encuentra "en un lugar seguro" y a la espera de viajar desde Japón con destino a Polonia, que le ha ofrecido un visado humanitario, según dijo este martes el portavoz del COI, Mark Adams.
"Hemos hablado dos veces con ella en las últimas horas, y nos ha asegurado que se encuentra bien y en condiciones seguras", dijo hoy Adams en una rueda de prensa en Tokio al ser preguntado si el COI estaba ofreciendo asistencia a la deportista.
Tsimanouskaya, quien competía en los Juegos Olímpicos de Tokio, pidió protección a la policía nipona cuando miembros del Comité Olímpico Bielorruso la llevaron hasta allí en contra de su voluntad para embarcarla en un avión de vuelta a su país, según su testimonio, un acto que la propia deportista calificó de "secuestro".
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La atleta fue trasladada desde el aeropuerto a la Embajada de Polonia en Tokio y se encuentra a la espera de tomar un vuelo hacia ese país en las próximas horas, según informó la cadena estatal nipona NHK.
Tsimanouskaya se dispone "a empezar una nueva vida" y también está recibiendo asistencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, según dijo el portavoz del COI, quien añadió que el organismo deportivo internacional tiene previsto publicar este mismo martes los resultados de su investigación sobre el caso.
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"Queremos escuchar las versiones de todos los involucrados. Nuestra máxima preocupación es la seguridad de los atletas", dijo Adams.
El gobierno polaco, que mantiene un programa de protección legal y ayuda económica a refugiados políticos bielorrusos, ofreció en la víspera un visado humanitario a la deportista, según anunció el viceministro de Exteriores de Polonia, Marcin Przydacz.
Tsimanouskaya, que se ha distinguido por apoyar las protestas contra el régimen de Aleksander Lukashenko y estar en contacto con la disidencia democrática de su país, temía sufrir represalias al regresar a Bielorrusia, según explicó en vídeos y mensajes difundidos por las redes sociales.
La velocista de 24 años tenía previsto participar en la carrera de 200 metros lisos del pasado lunes, pero tras quejarse de haber sido obligada por Minsk a competir en otra carrera el pasado jueves fue acusada de carecer de "espíritu de equipo" y de haber perdido el "equilibrio psicológico y emocional", en la televisión pública de su país.
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La deportista presentó ese mismo día una solicitud urgente de medidas cautelares al Tribunal de Arbitaje Deportivo (TAS) para que anulase la decisión de su comité de no dejarla participar en la prueba clasificatoria de los 200 metros, que fue desestimada porque "la atleta no pudo probar su caso" para obtener la aplicación de dichas medidas, según ese organismo.