Tras ocho meses en una prisión británica donde cumplía condena por delitos financieros, el controvertido exnúmero uno del tenis mundial Boris Becker fue liberado para ser expulsado del Reino Unido, probablemente hacia su Alemania natal.
Según la agencia de noticias británica 'Press Association' (PA por su sigla en inglés), que no citó fuentes, Becker, de 55 años y ganador de seis títulos de Grand Slam, salió por la mañana de la cárcel de Huntercombe, a unos 60 kilómetros al oeste de Londres.
En su calidad de ciudadano extranjero condenado a menos de 12 años de reclusión tendría derecho a ser expulsado del país.
'PA' no precisó su destino, pero todo hacía pensar que se dirige a Alemania: su madre, Elvira Becker, de 87 años, calificó de "mejor regalo de Navidad" el esperado retorno de su hijo al país, informó el diario británico 'The Sun'.
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Según algunos medios británicos, el controvertido extenista debía viajar en un avión privado fletado por una empresa audiovisual no identificada, que habría pagado una generosa suma para que cuente su historia.
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Becker, que residía en el Reino Unido desde 2012, fue condenado el 29 de abril por la justicia británica por ocultar o transferir ilegalmente cientos de miles de dólares para evitar el pago de sus deudas tras declararse en bancarrota.
El que fuera la gran estrella del tenis alemán, cuya carrera profesional duró entre 1984 y 1999, fue sentenciado a dos años y medio de prisión tras ser declarado culpable de haber ocultado unos 2,5 millones de libras (3 millones de dólares).
Declarado en bancarrota en 2017, tras realizar una serie de malos negocios, las deudas de la exsuperestrella, ganador más joven del torneo inglés de Wimbledon con 17 años, se estimaban en hasta 50 millones de libras (59 millones de euros).
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Durante el juicio, la fiscalía afirmó que Becker cobró 1,13 millones de euros (1,22 millones de dólares) de la venta de un concesionario de automóviles Mercedes que poseía en Alemania, los cuales ingresó en una cuenta bancaria profesional que utilizaba como su "hucha" personal con la que pagar compras de lujo y gastos de escolarización de sus hijos.
"La condena a Boris Becker muestra claramente que la ocultación de activos en el marco de una bancarrota es una infracción grave, ante la cual perseguimos a los que la cometen", subrayó el director general de Insolvency Service, la agencia gubernamental británica encargada de administrar las bancarrotas.
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- Problemas judiciales pasados -
Hace veinte años, Becker ya había sido condenado en Alemania a una pena de prisión, cuya aplicación quedó en suspenso, por problemas con el fisco.
La jueza británica Deborah Taylor reprochó al extenista no haber tenido en cuenta el aviso que debería haber supuesto para él esa primera condena.
Su abogado Jonathan Laidlaw consideró entonces que Becker "no podrá encontrar trabajo y tendrá que contar con la caridad de otras personas para sobrevivir".
El tenista, que negaba todas las acusaciones en su contra, fue absuelto de otros veinte cargos, incluidos los que se referían a la desaparición de sus trofeos. Durante la audiencia afirmó que no sabía dónde se encontraban.
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El alemán aseguró durante el juicio que tenía todavía en su posesión "muchas" de sus recompensas deportivas, pero que algunas habían desaparecido.
Vendió ya en una subasta una parte de sus trofeos por 700.000 libras. Según explicó el propio extenista, la bancarrota y su tratamiento en los medios dañaron la "marca Becker".
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En el pasado, tuvo también problemas con la justicia española por deudas impagadas referentes a unas obras en su casa de Mallorca y también con la justicia suiza, por no haber pagado al pastor que le casó en 2009.
En 2002, la justicia alemana le condenó a dos años de prisión, cuyo cumplimiento quedó en suspenso, y a una multa de 500.000 euros por unos 1,7 millones de euros de retrasos en el pago de sus impuestos.