El Tour de Francia 2022 reanuda su curso, este martes, en la décima etapa, que presenta un recorrido de 148,1 kilómetros en los Alpes pero sin pasar por ningún puerto destacado, entre Morzine y Megève.
La principal dificultad del día será la subida final (19,2 kilómetros al 4,1%), clasificada como de 2ª categoría, antes del llegar al altipuerto de Megève, con el reparto de puntos para la clasificación de la montaña en la cima a 2.200 metros de meta.
"Optamos por una reanudación suave un día después del día de descanso", explica el director de carrera Thierry Gouvenou. "Entre las montañas, evitando las grandes dificultades. Eso da un trazado completamente atípico en un paisaje grandioso".
En un día que discurrirá íntegramente en el departamento de Alta Saboya, la ruta hace una especie de bucle para alcanzar el lago Leman en Thonon-les-Bains y tomar camino hacia Megève.
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Será la culminación de una jornada que transita entre valles alpinos, mirando de reojo a algunos de los gigantes que se subirán en las próximas semanas, nombres míticos como el Télégraphe, el Galibier, techo de esta edición, el Granon o el Alpe d'Huez.
Megève (3.100 habitantes), ciudad-etapa por tercera ocasión, albergó una contrarreloj ganada por Chris Froome en 2016.
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En el Dauphiné 2020, la meta se hallaba en el altipuerto y la victoria fue para el alemán Lennard Kämna.
En vista de lo que llega, la etapa puede jugarse de forma conservadora entre los favoritos y dejar abierta la puerta a una escapada.
Rigoberto Urán puede ser uno de los colombianos que se decida a entrar en la aventura de la fuga. Después de perder 7 minutos en la fracción del domingo, el antioqueño aseguró que "buscará una etapa" y esta podría ser la oportunidad perfecta para lograrlo.
Por su parte, Nairo Quintana deberá mantener el ritmo de los favoritos en este largo puerto de montaña, en el que posiblemente haya algunos ataques por parte de equipos como el Jumbo-Visma o del Ineos-Grenadiers.
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