Un adiós aplazado por 17 años: Bojayá despidió con alabaos y oraciones a víctimas de la masacre

Familias enteras se reencontraron para honrar a quienes fallecieron en el cruento ataque de las FARC ocurrido en 2002. Así fue la conmovedora ceremonia.

Esta despedida, que estuvo pendiente por casi dos décadas, fue una mezcla de dolor y esperanza. Algunos cerraron ciclos, pero otros siguen buscando los restos de sus seres queridos.

“Muy doloroso porque uno de los hermanos no se encontró, apenas una tibia y no se sabe más nada de donde estaba. Es un ciclo que hay que cerrar”, dice Iris Córdoba Palacios, hermana de Guillermina Córdoba, víctima de la masacre de Bojayá.

En medio de la eucaristía que se rindió en nombre de los fallecidos, fue leída parte de una carta abierta al presidente Iván Duque. En esta, las organizaciones étnico-territoriales y la Diócesis de Quibdó alertan del peligro en el que aseguran permanecen las comunidades afro e indígenas.

“Estamos también ante la inminencia de cosas similares que se dieron en el pasado”, advirtió monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Quibdó.

Y es que los cantos, que sirven para decir adiós, también son una forma de protesta contra la violencia que les arrebató a los más inocentes.

A Bojayá fueron trasladadas 101 urnas con los restos de las víctimas de la masacre.

Según la Fiscalía y Medicina Legal solo se lograron identificar 74 cuerpos. En el mausoleo del municipio se dejará una fosa identificada como la numero 75, ahí reposaran los restos de quienes no pudieron ser identificados.