Una mujer que tomó la decisión y ahora se arrepiente y otra que apoya a mujeres que deciden terminar sus embarazos dan su punto de vista.
Sandra López cuenta que su relación de pareja, su salud y su estabilidad emocional la llevaron a pensar que el aborto era la única salida. Escuchó muchas voces que le aconsejaban qué hacer y ninguna, según ella, le dijo la verdad.
“Me dijeron que era un coágulo, me hicieron una ecografía donde veía a mi bebé, donde no le escuché su corazón; me decían que tranquila que yo tenía derecho y que nadie se iba a enterar, de que iban hacer 5 minutos y no tenía dolor…que era como sacarme una muela”, relata.
Dice que solo al finalizar el procedimiento entendió lo que había pasado.
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“A los 21 días al bebé ya le late el corazón, no nos hemos enterado, pero al bebé ya le late el corazón. Entonces al darme cuenta de la verdad, pues siento un profundo dolor, arrepentimiento y ganas de que ninguna mujer lo haga”.
En la otra orilla, se encuentra Eliana Riaño. Ella acompaña a mujeres que han decidido interrumpir su embarazo por ser consecuencia de un abuso sexual, por poner riesgo su vida o porque el bebé tiene malformaciones, las tres causales reconocidas por la corte.
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“Dijeron haber sentido alivio, tranquilidad y paz. Y no tuvieron posteriormente una contradicción con la decisión que habían tomado entonces no sienten que hayan cometido un delito, por el contrario saben que ejercieron su derecho”.