Encapuchados quemaron un salón, rompieron vidrios, forzaron entradas de varias oficinas, dañaron sillas y robaron equipos informáticos.
Durante la protesta, los vándalos lanzaron bombas motolov dentro de la Universidad del Atlántico.
Ante la situación y por solicitud de las mismas directivas educativas, el Esmad ingresó a las instalaciones del claustro universitario y lanzó gases lacrimógenos y bombas aturdidoras para dispersar a los manifestantes.
En el operativo, capturaron a más de 30 personas y luego se estableció que 12 de ellas no eran estudiante de la Universidad del Atlántico.
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Las pérdidas por los estragos causados por los vándalos dentro del claustro ascienden a $1.500 millones.
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