Cerca de 2.000 especies de flora y fauna engalanan el punto donde convergen los ríos Guaviare, Inírida, Atabapo, Ventuari y Orinoco. Por su altísima biodiversidad e importancia ecosistémica, más de 253 mil hectáreas de territorio colombiano fueron declaradas sitio Ramsar para su conservación en julio de 2014. Más de 1.100 especies de plantas, 470 de peces, 250 de aves y 100 de mamíferos son preservadas por las comunidades del Guaviare. Durante más de 10 años la zona ha sido vista como un área de gran importancia mundial para conservar, y aunque no ha sido un trabajo fácil, desde la mesa Ramsar los líderes indígenas y campesinos han llegado a acuerdos para poder proteger el territorio. “Los que están dentro de la designación Ramsar pensaron que nosotros habíamos vendido todo nuestro terreno. Hemos entendido para qué es y, asimismo, la mesa es la encargada de darle esa información clara para que cada líder que participe en nuestro taller vaya informando, ilustrando de qué se trata”, señaló Delio Suárez, tucano, integrante de la comunidad La Ceiba. Con la ayuda de diferentes entidades regionales e internacionales se han logrado consolidar acuerdos de uso responsable de los recursos. “Cada quien pescaba a su manera, con artes no adecuadas. Yo pienso que lo que estamos viviendo sinceramente está equilibrando. Pensamos y estamos haciendo un logro para tener nuestros peces de talla adecuada para consumo y así sostener a las futuras generaciones”, completó Delio Suárez.
La remodelación de los espacios cercanos a la quebrada La Taruquita, que fueron una barrera contra la avalancha, son un nuevo motivo de vida de los habitantes. Algunos árboles derrumbados tras el impacto de la avalancha de la noche del 31 de marzo fueron reemplazados en homenaje a las seis personas que allí murieron. La Fundación Solidaridad por Colombia lideró la apuesta de varias entidades para desarrollar este hermoso proyecto ecoturístico.
Estos espacios, inclusivos y transformadores, tienen como reto que tanto grandes como chicos se enamoren de los libros y la lectura. “Estos lugares de encuentro potencian la empatía en las personas, el hecho de que tú en un mismo lugar puedas compartir un libro con alguien más, desde la lectura individual o desde la lectura colectiva en voz alta, ya hace que seamos más empáticos. Eso hace que de aquí salgamos con una mirada distinta al mundo”, dice Angie Muñoz, promotora de lectura.
Estos músicos han demostrado que tienen suficiente talento para hacer de los instrumentos su mejor herramienta de expresión. La fundación musical Dinastía Romero, en alianza con la Fundación Cesarense de síndrome de Down, Funcedown, permite desde hace seis años que 17 jóvenes con discapacidades puedan desarrollar sus habilidades artísticas.
Cada domingo, las pequeñas entre 4 y 12 años no solo aprenden ritmos como ballet, merengue y champeta, también se educan en valores y disciplina. Las niñas llegan a la Casa Cultural del barrio El Libertador, donde Marlis Almeida da las clases de la Fundación Estrellas Latinoamericanas, que, además, brinda apoyo psicológico a los padres de las menores.
La apuesta del director, Daniel Calderón, es la de hacer un espacio interactivo e incluyente. Los actores tienen el reto de enfrentar las decisiones que los asistentes toman. Cupido es quien guía esta obra, que es protagonizada por la estudiante de teatro Juliana Galindo, quien también ha logrado romper barreras con la ayuda de la tecnología. Daniela es la hermana de Juliana y es la creadora de ‘Hablando con Julis’, una herramienta tecnológica que permite que personas que no puedan hablar leer o escribir se puedan comunicar a través de dispositivos móviles. “Quién se iba a imaginar que una persona que no habla va a poder dar una entrevista, poder hacer teatro y protagonizar una obra”, dice Diana. Esta obra fue escrita con el puño y la letra de la inclusión para abrir nuevos escenarios en el teatro colombiano.
Muchos todavía iluminaban sus hogares con velas, mechones de petróleo o linternas. Cristian Valenzuela esperar beneficiar a 500 personas con su iniciativa.
Ellos, como todos, pueden y necesitan trabajar. Por eso nació esta alternativa para convertirlos en guías turísticos de la capital. El instituto Crecer, formado por sus padres, la Corporación Mundial de la Mujer Colombia, y diferentes universidades unieron fuerzas para sacar adelante este proyecto. La metodología usada en su capacitación como guías incluye el arte, para que les quede el conocimiento histórico de forma experiencial y más fácil de memorizar.
Se trata de Calimovie y su producción titulada 'Mudejar', de poco más 7 minutos de duración, con la que obtuvo el importante reconocimiento internacional. La producción del colectivo caleño, rodada en 2018, fue escogida en el concurso '48 Hour Film Project' como la mejor entre cerca de 30 participantes de todo el país. El premio fue representar a Colombia en el festival Filmapalooza, en Orlando, Florida, donde también consiguieron el primer lugar en la categoría de mejor vestuario y caracterización, compitiendo con 120 equipos de 80 países. "Eso fue un reto grande. Pensamos que era un festival así pequeñito, pero no (risas), era un festival muy grande, ya tiene 19 años en el mundo", expresa Diana Arcila Vidal, productora del cortometraje 'Mudejar'. El guion se construyó en una hora y media, cuenta el actor Héctor 'el mono' Mejía. "Te llevan a escribir cosas que jamás pensaste y que, si no hubiera sido por esa exigencia, no lo hubieras logrado", dice. Los organizadores del concurso hacen un sorteo, hay 36 géneros distintos y cuatro elementos para cada uno de ellos, un personaje y una línea de tiempo, que para esta producción fue: "El que no arriesga no gana". "Teníamos que meterlo dentro del guion de alguna forma, de una manera estratégica", explica Gisel Mosquera, directora de arte. El cortometraje muestra cómo un cholado con diamantes pasa por varias manos, hasta que la piedra preciosa queda en poder de una lotera, que solo aparece en la última escena. Una trama interesante que atrajo al jurado. 'Mudejar' se proyectó en salas de cine en Colombia y tendrá un lugar en la Esquina del Cortometraje, en la edición 72 del emblemático festival de Cannes, en Francia.
David Ramos es ingeniero ambiental y suboficial. Realiza peligrosas labores de desminado y trabaja por el medio ambiente en Caquetá.